Qué bien está jugando el Rayo… ya llegarán los goles pero que bien están los de Míchel… qué arranque… pero la victoria no llega. Los franjirrojos se comieron al Athletic en una primera parte para enmarcar. Se adeantaron con un gol de Pozo y vieron como les anulaban otro de Raúl de Tomás… pero en la segunda mitad los leones apretaron y empataron el choque por mediación de Muniaín.
Asomó la cabeza por el tunel de vestuario, echó un vistazo y se dirigió hacia el banquillo. La sensación era de que la línea por la que caminaba Míchel era muy fina. Un traspiés y caída al vacío. Y a medio camino, con el Estadio todavía por llenar, se levantó la afición y aplaudió, poniendo colchones al fondo por si venían mal dadas, coreando el nombre de un entrenador que es un vallecano más de sangre franjirroja.
Y si la grada había puesto red debajo del míster, los jugadores terminaron de amarrarle con la mejor primera parte de la temporada. Enfrente, un equipo con Iñaki Williams, Aduriz, Muniaín y compañía… fantasmas durante un arranque que llevó el sello Míchel: presión alta, triangulaciones de vértigo y corazón a más no poder. Tsunami franjirrojo en estado puro.
Berizzo, brazos en jarra, no encontraba solución ante un terremoto ante el que no se salvaba ni un solo león. En una de esas, Raúl de Tomás recibió un pase de Advíncula y, tras realizar un control con el muslo que hizo que el balón le tocara en el brazo, envió un disparo seco que Herrerín sólo pudo seguir con la mirada. Y en medio de la alegría, el colegiado Cuadra Fernández se marchó a comprobar la jugada en el VAR para posteriormente anular el tanto por mano.
Lejos de venirse abajo, los franjirrojos apretaron más. Más presión, más entrega, más Valentía, más Coraje y más Nobleza. Pozo, que sustituía en el once al sancionado Trejo, se inventó una jugada personal y se sacó de la manga un disparo cruzado que, esta vez sí, puso el primero en el marcador. Inanulable. Y que el luminoso fuese 1-0 al descanso parecía un auténtico milagro.
El Athletic llegó a Vallecas 45 minutos tarde, pero lo hizo con fuerza. El Rayo se había dejado los pulmones en la primera mitad, y llegó el bajón. Poco a poco fue echándose atrás y los leones empezaron a tener un peligro que parecía que no existía.
Primero la tuvo Raúl García de cabeza, que acababa de entrar al verde, pero Alberto salvó con una gran parada. Poco después, y tras un barullo dentro del área, Muniain no perdonó. Una serie de errores en defensa dieron al traste con todo lo que el Rayo había trabajado hasta el momento.
Los franjirrojos trataron de desperezarse y sacudirse la presión. Los de Míchel seguían sufriendo atrás, pero ahora llegaban de vez en cuando con peligro y había más alternativas. Gálvez llevó el ‘uy’ a la grada dos veces seguidas y el miedo ya no sólo estaba en la acera rayista.
De susto en susto, unas veces para un lado y otras para el otro, se llegó al final. Reparto de puntos que no dejó contento a ninguno de los dos equipos y que hace que el Rayo Vallecano siga sin conocer la victoria en casa.