Tenía que ser el día. Por quinta vez esta temporada el Rayo Vallecano tenía la oportunidad de entrar en playoff. Las cuatro anteriores se habían esfumado evidenciando un vértigo al ascenso duro de analizar. El asalto a la promoción estaba enquistado, pero tenía que desatascarse de una vez. Tenía que ser ante el Numancia. Y fue.
El Rayo no hizo ni mucho menos un gran partido. La ausencia de Trejo, sancionado, se notó mucho más de lo esperado, cayendo el equipo en un juego lento e inofensivo. Volvía a un once, eso sí, Velázquez, que al primer minuto de juego ya dejó su selló con un costalazo a Noguera. Marca de la casa. Definitivamente, ha vuelto.
El Numancia, que había implantado una defensa de cinco, resistía sin asomarse a la portería de Dimitrievski. Estaba atascada la franja, enfrente tenía al peor visitante de la categoría, con sólo 12 puntos a domicilio esta temporada y estaba atascada, pero se encontraría un milagro llamado VAR. En una internada de Óscar Valentín el balón tocó muy ligeramente en el brazo de Escassi. El árbitro inicialmente no señaló nada, pero tras revisarlo en la pantalla señaló los once metros. Ahí fue, una vez más, Mario Suárez, que la puso en la escuadra de Dani Barrio. Golazo.
Se asomaba el partido al intermedio cuando De Frutos decidió que quedaba una palabra más por decir. El extremo galopó por campo rival, se tiró una pared con Juan Villar y marcó disparando con el interior al primer palo. Se las prometía felices Vallecas, que se iba al descanso con un resultado holgado.
Pero quedaba mucha guerra. Higinio recortó distancias al arranque de la segunda parte estableciendo el estado de nervios. La reacción franjirroja fue rápida: otra vez desde los once metros. En una acción polémica y que costó la expulsión de Higinio, tras hacer un gesto al árbitro, el Rayo encontró oro. Fue Juan Villar a la pena máxima, marcando con un trallazo duro que tocó Dani Barrio, pero no despejó.
Estaban los soldados de Jémez 3-1, contra diez y ante el peor visitante de la competición. El tapete verde mutaba en un camino de baldosas amarillas directo al playoff. Pero el Rayo es especialista en complicarse la vida. Y se rompió en defensa para propiciar una acción en la que Curro, zurda mediante, puso el 3-2. El alarde de coraje soriano era de matrícula de honor.
Los de Luis Carrión pusieron toda la carne en el asador y salieron al ataque a corazón abierto. A pesar de estar en inferioridad no bajaron los brazos. Pero no pudieron perforar la madera del Santa Inés. Los franjirrojos bajaron el ritmo del choque, hicieron una oda a las interrupciones y sellaron un triunfo de oro. Adiós al vértigo.
El Rayo, a falta de tres jornadas, es de playoff. La franja adelanta al Elche, se sitúa sexta y, de ganar los tres partidos que le quedan: Almería (V), Las Palmas (L) y Racing (V), se aseguraría la promoción. En un año calamitoso por todos los sentidos el ascenso sigue siendo una opción viable. Está al alcance de la mano.
Quedan tres finales. Y Vallecas tiene ganas de pelear.