LA ESCUADRA
Odio el periodismo de bufanda. De hecho, llamarle periodismo a eso es ser muy optimista. Gritos, insultos entre compañeros… ¿Dónde queda la imparcialidad? Ahora bien, el Rayo es diferente. Recuerdo perfectamente la primera vez que fui al Estadio de Vallecas, como aficionado. Inmediatamente supe que yo era rayista. Cuando vi cómo recogían material escolar a la puerta del estadio, cuando el abonado de al lado me ofreció un taper con croquetas sin conocerme de nada, o cuando vi como se aplaudía a un jugador tras perder un balón de esos que no se pueden perder, quedé prendado.
El pasado domingo me volvió a inundar el mismo sentimiento. Soy periodista sí, pero tengo la suerte de trabajar en un periódico que solo habla del Rayo Vallecano así que no importa que se me vea un poco el plumero. Cuando vi como la afición se dedicaba a luchar contra el racismo y la discriminación, se me llenó el pecho de orgullo. Desde que conocí la franja por dentro, no pude quedarme quieto. Tuve la necesidad de mostrárselo a quien más quiero.
He llevado a Vallecas a mis amigos, a mis primos, a mi padre y a todo lo que se mueve. Quiero que conozcan lo que es el Rayo Vallecano. Quiero que mi primo pequeño vea que existe mundo más allá de los insultos a Piqué o los comentarios racistas que se escuchan fin de semana sí y fin de semana también. Aquí, en la Albufera, solo se escucha “Willy, Willy”. Aquí, en la Albufera, se fabrica fútbol de ese que ya no queda.
No tenemos dos fondos, no tenemos baños limpios, no tenemos unas cabinas de prensa decentes, no tenemos una sala de prensa acorde a la categoría a la que se aspira, no tenemos unos asientos dignos, no tenemos una cafetería en la Ciudad Deportiva donde tomar algo caliente en días de lluvia, y un largo etcétera. Pero tenemos algo que no se compra. Tenemos un sentimiento que va mas allá del césped y de un trozo de cuero. Tenemos un no se qué o un qué se yo que atrapa a quien se acerca por Vallecas. Lo estoy intentando, de verdad, pero no conozco a absolutamente nadie al que le caiga mal el Rayo Vallecano. Tengan cuidado los que lean esto y no sean franjirrojos, no vayan a ver al Rayo, porque se verán obligados a volver.