Anoeta no es sinónimo de alegría para el Rayo Vallecano. El último descenso fue en el estadio donostiarra y Bebé partió de inicio aquel 8 de mayo de 2016. En esta ocasión, más de dos años después, el portugués ha podido quitarse un poco el mal sabor de boca ya que fue uno de los mejores sobre el campo.
Míchel confió en el extremo luso, dándole su primera titularidad en un escenario complicado, y este le respondió con buenos minutos y sobre todo, con actitud. Partiendo en principio desde la derecha pero alternando mucho de banda con Kakuta (el otro jugador rayista más destacado) aportó trabajo y sacrificio en defensa y peligro en ataque. Aunque en ocasiones atropellado, Bebé dio respiro al equipo cuando el balón llegaba a sus pies y lo más importante, fue decisivo en los metros finales.
Especialmente clave en el segundo gol rayista. A un jugador al que a veces le sobra un regate, esta vez ese factor jugó a su favor. Su gran recorte de tacón ante Zaldua provocó el error del defensa donostiarra, que cayó en el amago y golpeó claramente al portugués dentro del área. Trejo no falló desde los 11 metros.
Como suele pasar con jugadores tan explosivos, su rendimiento duró hasta que le aguantó el físico. En una jugada individual que acabó en la línea de fondo que defendía la Real, a Bebé se le subieron los gemelos y pidió el cambio. En principio el problema no parece grave tal y como confirmó Míchel en rueda de prensa, donde afirmó que, a falta de más pruebas, simplemente parecen unas molestias producto del cansancio.
En una temporada con muchos partidos todos tendrán minutos y es una buena noticia para el entrenador rayista que los que hasta el momento no habían sido titulares respondan. Bebé, en Anoeta, se quitó la espinita del descenso, al menos a nivel individual, y da motivos a su entrenador para confiar en él. Solo 3 días de descanso tienen los chicos de Míchel para recuperar y veremos si el extremo luso repite contra el Espanyol el próximo viernes en Vallecas.