Eguzkia eta euria, erromako zubia (El sol y la lluvia traen el arcoiris)
El pasado 28 de agosto pareció abrirse el cielo. Era lunes y un ciclón pasó por Vallecas. Tras la correspondiente y poco alentadora reducción de daños en Sevilla se fue reconstruyendo el terreno.
Llegamos al viernes, día tampoco adecuado para jugar como dice con acierto gran parte de la grada del Campo de Fútbol y pareció que se avecinaba tormenta.
Durante algunos minutos del Rayo-Alavés la sombra de Santiago Comesaña, como la del ciprés, pareció alargada. Aquello era un bosque de piernas animado y parecía que un mal resultado podría hacer aparecer a la Santa Compaña. Dicen que la madera de ciprés cuenta con la virtud de la resistencia a la humedad y como no hay mejor cuña que la de la propia madera,apareció Kike Pérez ,canterano rayista de regreso a casa para intentarnos hacer olvidar al gallego al menos con su intensidad y su zancada.
Antes que la tormenta apareció Espino y bien se sabe que el espino es planta que ayuda a regular la tensión arterial. El Pacha la recuperó y aquello empezó a ser otra cosa.
El partido prometía igualdad y ofrecía carreras y sudores. Los locales ofrecían algo más de interés y poquísimo a poco fue apareciendo el talento y el espacio. Unai comenzó a ser el perfecto sustituto de Trejo, Álvaro pretendía ser profundo, Camello incordiaba, pero no terminaba de romperse el choque.
Una acción de las que delatan la inteligencia de un pelotero fue la que dinamitó los ánimos y subió las revoluciones en cancha y grada. En una jugada intrascendente, Isi sufre un empujón alevoso de Duarte que le hace chocar contra la publicidad. Un minuto después Palazón recibe de espaldas y el capitán del glorioso, torpe como el solo, va con todo. Isi lo está esperando y asume el contacto como mecha del partido. Incendio en la grada, amarilla para el visitante y el árbitro, verde como su segundo apellido, empieza a conocer Vallecas.
Lo que ocurrió después no sorprendió a nadie. Álvaro ganó la acción en área rival, se prestó a disparar y el zaguero babazorro se interpuso. Mientras se seguía discutiendo si había penalti, Isi había adelantado a los rayistas engañando a Sivera.
La segunda mitad fue cosa de brujas. Arreció la lluvia con desesperación y los muchachos del norte se ahogaron como por hechizo. Los de Vallecas miraban al cielo, estoicos y jugaban cada vez mejor. Rioja estaba aguado, picado y entrecerraba los ojos al sufrir el aguacero.
Hablando de otro glorioso, Ennio Sotanaz se refirió a la actitud como elemento imprescindible con el que disputar un encuentro, sea como sea tu ADN, tu chequera, tu partida de nacimiento o tu número de followers.
El Alavés cambió jugadores, buscó el modo pero se vio superado, no sintió que podía.
El Rayo sí. Ciss entró por Kike y no se equivocó, De Frutos y De Tomás le dieron un aire amenazador al equipo de Francisco que se confirmó minutos después. Raul dio un espectacular pase profundo y Álvaro lo hizo bueno viendo la carrera de Jorge que llegó para sentenciar el partido.
Trejo dio empaque al equipo a última hora y Bebé descanso a Álvaro.
Hace dos semanas se veían nubarrones negros. Un Rayo los partió con dos goles como dos soles.
Hasta saber si el Rayo de Francisco va o viene es bueno contar con nueve puntos. Por las dudas.