Dicen las malas lenguas que Andoni Iraola Sagarna, entrenador de presente y futuro con un gran pasado ,afirmó a los suyos, algo cabizbajos ante la última racha que a mayor reto, mejor sparring.
El Real Madrid llegó a Vallecas sin demasiada necesidad pero con la autoridad de los resultados y la idea de su técnico de amarrar el campeonato antes de que el cansancio, el dolor de piernas y el crujir de dientes se adueñara de su vestuario.
La franja hubiera contratado para este partido al Girona y su técnico seguro hubiese estado de acuerdo para trabajar como se remonta un 1-2 en partido de la máxima con un objetivo de ensueño, pero sólo quedaba el gigante capitalino.
Total que para enfrentar a Hollyfield tocó entrenar con Tyson y claro, la tarea era complicada.
Puestos a la tarea el Rayo Vallecano compuso su guardia alta, dejó el centro del ring al rival y se intentó mover lanzando izquierdazos y algún directo a la mandíbula pero de tanto correr sus manos no fueron claras y cuando llegaron la mandíbula granítica de Courtois no se inquietó.
Los locales ganaron algunos asaltos a los puntos y otros, merecidos, los cedió a su rival por la ceguera del referee, condescendiente con Casemiro, sonrisa del millón de dolores y amante de los golpes bajos como el pisotón perpetrado contra Óscar Valentín al que estuvo a punto de mandar a la lona.
El Rayo quiso, lo intentó, recuperó la agresividad, la intensidad necesaria para afrontar la velada del jueves con medio cinturón europeo en juego pero bajó la guardia un segundo y al siguiente el árbitro le hacía la cuenta de protección por mediación de Benzema. Los de Iraola se levantaron ofendidos pero no hubo tiempo de reaccionar y Tyson ganó a los puntos.
Apesadumbrados, los chicos de Andoni se dirigieron al vestuario. Allí les esperaba el de Usurbil que los felicitó, rememoró el récord de su sparring y les recordó que el jueves es el combate principal,el que soñaron desde el primer día en que se calzaron los guantes.
Puede ser su gran noche. Ojalá.