DE OTRO PARTIDO
Se rompió el empate, que nadie lo arregle.
Es la gran noticia: cayó el Muro del Empate. Triunfo sufrido en un partido hastiado que pareció café sin azúcar, pachanga de entrenamiento. Muy, muy apto para cardíacos.
Posdata no tan posdata: Comesaña lo hizo casi todo bien, que ya es mucho. Se ganó el sello de “Titular indiscutible”.
EL REMAKE
“Balones gratis” en versión original.
Peligrosas pelotas rifadas en muchas salidas por cumplir a rajatabla con la idea histórica y cansina de Jémez: salir con el balón jugado y no sacar en largo. Sí, Paco, pero no tienes a los defensas del Barcelona.
VENTANILLA DE RECLAMACIONES
Llamadas perdidas a la delantera.
Los de arriba estuvieron sin estar. Ulloa y Bebé fueron una presencia ausente. Embarba, una cerilla apenas encendida cuando rogábamos fuegos de artificio.
EL FELPUDO DE CÉSPED QUE PONE “WELCOME”
Bienvenido a Primera.
Debutó Miguel Morro en la portería y fue casi más espectador que portero. Alto, bien con los pies, aunque dubitativo en balones por arriba y en el salir. Esperamos que no sea un alumno de la Academia Cobeño-Alberto.
EL DIVÁN
Hoy, no se recuesta nadie.
Las cosas como son. En un partido que no era de ningún equipo hasta que fue de uno y después de otro, el análisis hace que nadie pida cita en el gabinete piscológico. Disculpen, están llamando desde Tenerife…
ENVUELTO PARA REGALO
Un gol de fútbol 7.
El gol de Milla fue de una inocencia feliz y nostálgica. Reenvió a la niñez, a los partidos en el barrio y en los campos de tierra o de otras bases; el gol tan fácil y repetido, el gol tan apenas festejado en la infancia, tan común. Un gol de toda la vida…
EL NÚMERO 12
Canto a la esperanza y a la unión.
El subtítulo es ñoño, estamos de acuerdo. Ojalá también estén de acuerdo la afición y el equipo. Aunque predominó el repertorio “AntiPresa”, el fondo lanzó algún cántico a favor de los jugadores. ¿Corazonada incontenible, guiño de amor, fuego para futura pipa de la paz?
EN DEFENSA DE…
El párrafo más largo, estatua de palabras.
Hoy Saveljich y Catena fueron el Rayo. Se multiplicaron en la defensa y en la delantera, marcaron los dos goles y se abrazaron en el final de manera cinematográfica, lacrimógena. Merecen un monumento de palabras: gloriosos, volcánicos, omnipresentes, omniscientes.
Estuvieron no solo donde tienen que estar; sino también donde tendrían que haber estado otros. Pido, desde esta modesta sección, la cinta de capitán para Saveljich.
