
La filosofía de juego del Rayo Vallecano está clara. Posesión, toque y buen juego. Míchel quiere llevar el peso del partido y la mayoría de veces lo consigue. Sin embargo, aún tiene una asignatura pendiente: en las segundas partes, los franjirrojos ceden el dominio.
La intensidad como factor clave
En los últimos diez partidos esto ha ocurrido en seis ocasiones. Frente al Numancia, Osasuna, Cultural Leonesa, Huesca, Valladolid y Almería, el Rayo ha perdido la posesión en la segunda mitad, no así frente al Oviedo, Lorca, Sevilla Atlético y Reus.
Uno de los motivos que pueden explicar este fenómeno es la alta intensidad con la que suele salir el equipo de Míchel a los partidos, sobre todo en la presión tras pérdida. Eso produce un bajón físico en los segundos 45 minutos que desemboca en una disminución de dominio.
Además, la producción goleadora también se resiente. En cuatro de esos encuentros los de Míchel no han visto puerta en la segunda parte y, exceptuando casos especiales como el del encuentro frente al Lorca donde se anotaron tres tantos, a los jugadores rayistas les cuesta mucho ver puerta.
