
LAS BONETADAS
El Rayo Vallecano y su afición ha vivido una semana de muchas emociones. Tristezas, alegrías, ilusión, para algunos rabia,… Un combinado de sabores que aún se están digeriendo en la hinchada. La marcha de Míchel y la llegada de Paco Jémez ha sido todo un auténtico ‘boom’ que no es fácil de asimilar aún.
Primero es importante reconocer por mi parte: no hubiera echado a Míchel. Y también es correcto afirmar: no hubiera traído a Paco. Me explico. Lo primero creo que ya lo expliqué en anteriores artículos. Por resultados es innegable que el técnico vallecano podía ser cesado; pero, como muchos compañeros también ha reflejado, el Rayo es diferente y, a mi parecer, me hubiera gustado que al técnico se le hubiera premiado seguir hasta el final; ya que él fue quien subió al equipo y lo salvó de un descenso. Pero entiendo que un empresario que se juega 50 millones de euros no tenga toda esa paciencia o esa visión. Repito, no es una locura echar a Míchel; aunque las formas distan de ser una entidad elegante con una leyenda del Rayismo. Aunque eso ya no sorpende.
En el segundo aspecto, no hubiera traído a Paco Jémez ahora. En este momento. Veo a Paco como un técnico de proyectos, no de jornadas. Demasiados aspectos y muy poquito tiempo como él mismo ha reconocido. Para mí Jémez ha sido el mejor entrenador de la historia del Rayo. Pero además creo que todo está muy reciente. Me hubiera gustado verle de nuevo un poquito más adelante, con nuevos jugadores, nueva directiva,… Tengo miedo que haya vicios antiguos y eso puedan pesar. La primera rueda de prensa ya ha sido un aviso. Los fantasmas de Anoeta volvieron, aunque él, como bien podría ser imagen de Donlimpio, no tiene nada que esconder. Pero algo parecido ya le pasó a Sandoval en su segunda etapa y la cosa duró poco. Aunque si hay alguien que puede salir adelante es Paco. Hemos visto varias salvaciones milagrosas y hacer levantar a un equipo hundido.
La cantidad de imágenes que se me pasaron por la cabeza cuando volví a verle en el campo 5 de la Ciudad Deportiva el pasado jueves. Como si no hubiera pasado nada en los últimos tres años… Como dice mi amigo David Briz, o le amas o le odias. Él es así. La ‘religión’ jemecista te atrapa. Su estilo de juego puede enamorarte, su carácter engancharte y su personalidad fuera de los terrenos sorprenderte. Es único en su especie. Y es muy bueno.
Y es que algo tiene. Y ya finalizo. Con las personas del club que he podido hablar me comentan que el trabajo estos primeros días está siendo muy bueno (y no porque Míchel lo hiciera mal). Hay un cambio, eso está claro. De estos días me quedo con una frase de alguien que lleva mucho ahí metido, quiere mucho al Rayo y sabe de lo que habla: “Nos vamos a salvar Javier”. El retorno del Jemecismo para obrar su milagro particular.
