Con el inicio del, cuánto menos polémico, Mundial de Qatar a la vuelta de la esquina, las prelistas de los jugadores con posibilidades de ir convocados con sus selecciones no dejan de aparecer desde hace semanas, tanto de manera oficial como a través de filtraciones. La de la selección española no iba a ser menos y la lista de jugadores preseleccionados también vio la luz, no sin dejar tras de sí controversia y ‘run run’.
Cierto es, todo hay que decirlo, que rara es la ocasión en la que una lista para el combinado nacional no viene acompañada de estos dos ingredientes. Todos nos vemos capaces, en cierta manera, de crear un plantel más competitivo o con mejores jugadores, como si se tratase de un videojuego dónde poder elegir y decidir al gusto.
Sin afán de entrar a valorar el criterio de Luis Enrique, ni los nombres que aparecen en la lista, ni tampoco todo lo sucio que hay tras este mundial, tema que da para otra crónica, en este artículo de opinión, totalmente parcial, voy a hablar de los jugadores rayistas que creo que podrían haber tenido opciones de entrar, al menos, en esa prelista previa a la definitiva.
Me voy a contener con tres, por intentar mantener un poco de realismo, los tres españoles que forman parte de la columna vertebral del equipo de Iraola, uno por línea: Catena, Óscar Valentín e Isi. Y no entro a valorar a los mediocentros que van con Argentina por que no toca, pero no me faltan ganas.
Entiendo que la labor de un seleccionador y su equipo es laboriosa e implica seguir el desarrollo de muchos futbolistas, repartidos por equipos de todo el mundo, y que muchas veces impera más el estilo de juego que tiene un jugador y si este encaja con la filosofía del técnico, que su rendimiento. Sin embargo, da la sensación de que a equipos pequeños o acostumbrados a pelear por objetivos humildes, se les hace poco caso a la hora de buscar a los mejores representantes del país, al menos en España.
Bajo la dirección de Iraola, el Rayo Vallecano está cosechando muy buenos resultados desde que regresó a la categoría más alta del fútbol español. La pasada campaña sorprendía, siendo por momentos el mejor equipo en casa del continente y finalizando una primera vuelta soñada, y tras los 12 primeros partidos de la actual temporada, los franjirrojos marchan novenos con los mismos puntos que el Villarreal y a tres de Europa.
Datos que sirven como evidencia de que hay gente haciendo las cosas bien, tanto fuera como dentro del terreno de juego. (Hablo por el cuerpo técnico, no por la directiva) Y aunque el éxito del equipo vallecano se sostiene en el trabajo colectivo, creo conveniente empezar a hablar de estos tres nombres como posibles jugadores de la selección española de fútbol. Quién sabe si otro gallo cantaría si jugasen en otros equipos con más nombre.
Alejandro Catena lleva siendo el líder de la defensa rayista 4 años. Va bien al duelo aéreo, fuerte al choque y tiene buen desplazamiento en largo. En los 12 partidos que llevamos de liga, de los que ha participado en todos los minutos, el madrileño ya suma un gol y una asistencia, que a pesar de ser datos no muy relevantes para un defensa, hablan de su buen hacer.
Si nos centramos en aspectos más defensivos, las estadísticas que recoge Marca en su web muestran que en la presente campaña, Catena lleva 65 recuperaciones, 55 despejes y el 62% de duelos ganados. Pero para dar validez a estos números es preciso compararlos con los de otros centrales incluidos en la lista de Luis Enrique. Eric García, por ejemplo, en 9 partidos cuenta con 40 recuperaciones, 9 despejes y el 53% de duelos ganados. Diego Llorente, con 57 recuperaciones, 25 despejes y el 67% de duelos victoriosos. Y por su parte, Íñigo Martínez en 8 encuentros lleva 50 recuperaciones, 27 despejes y un 61% de duelos en los que salió vencedor.
Está claro que hay mucho más aparte de las estadísticas, pero estas cifras sirven para dar credibilidad a las sensaciones que me transmite, en este caso, el central rayista cuando está en el campo.
El siguiente nombre es el de Óscar Valentín, ese tipo de jugador que no se lleva premios, a los que no suelen enfocar las cámaras ni los focos, pero que realiza una labor imprescindible para que el equipo funcione. Un trabajo que no siempre se ve ni se reconoce.
No sé si recuerdan el video de Don Riquelme como entrenador de Boca diciendo aquello de “Busquets confundió al fútbol”, pues algo así pasa con Óscar, que debió confundir a Vallecas. No solo se encarga del trabajo sucio, de barrer y recuperar balones por detrás de la línea de medios y cortar las jugadas de ataque rivales, también de presionar como nadie, hacer limpia la salida de balón del grupo, bajar a recibir, incrustarse entre centrales y superar líneas y filtrar, cuando es posible, a los encargados de dar ese último pase.
Cierto es que la competencia en estas posiciones en el combinado nacional es salvaje, que hay mucho talento y que mover a estandartes como Busquets o Rodri parece imposible. Pero ver a Óscar moverse por el césped de Vallecas es un lujo. Quizá mi fijación venga de que yo me desempeño también en esa posición cuando juego, y no puedo dejar de observarle, pero animo a cualquiera, aunque no sé si ahí arriba verán los partidos del Rayo, a seguir los movimientos del exjugador del Alcobendas. Todo sensatez y coherencia.
El último del que hablaré será Isi Palazón. El murciano tiene una zurda prodigiosa y un control de las situaciones del juego que llama la atención. Le llega el balón, lo protege, gira, levanta la cabeza y decide si doblar a banda, arrancar, filtrar o empezar de nuevo jugando atrás. Tres goles y dos asistencias son los datos que avalan su candidatura, pero hay mucho más detrás. Isi es de los primeros en presionar y su esfuerzo en defensa es innegociable, Balliu está bien respaldado.
Como he dicho al principio el objetivo de este artículo no es menospreciar a los elegidos por el seleccionador, sino ensalzar los méritos de estos tres jugadores. Remarco esto antes de decir que nombres de atacantes de esta prelista como Asensio, Oyarzabal o Sarabia resultan chocantes únicamente por los minutos que han disputado esta temporada. Ya por lesión, o por pérdida de protagonismo en sus equipos, han perdido regularidad y por eso puede llegar incluso a molestar que no se de la oportunidad a otros jugadores que se están dejando la vida en el campo cada fin de semana.
El Rayo no sólo gana partidos sino que tiene una idea de juego propia y la aplica sin miedo, hay que decirlo claro, juega bien al fútbol. Por eso resulta un poco frustrante que a pesar de los buenos resultados, y del buen juego, ningún jugador del equipo vallecano suene si quiera para ir convocado. Esto puede llegar en convertirse en un mensaje peligroso de la Federación sobre los equipos pequeños. Indirectamente, le están diciendo a los jugadores que formando parte de entidades humildes, como el Rayo en este caso, aunque se podría hablar de muchos otros, las posibilidades de ser seleccionado, de que el trabajo se vea recompensado con la llamada del entrenador español, son escasas.
Esta es una forma de desincentivar la permanencia en estos equipos de jugadores que sobresalen y que las desbandadas de talento sean más habituales de lo que nos gustaría. Hay otros factores que influyen, por supuesto, el económico, sin ir más lejos, pero reconocer el mérito de aquellos que no suelen tener los focos todo el rato encima, no vendría nada mal para empezar a darle la vuelta a la situación.