LA ESCUADRA
El autoengaño genera infelicidad. Cada vez lo tengo más claro. O aceptas la realidad o la realidad te aplasta. El Rayo Vallecano es lo que es. Un equipo que, donde más ha jugado, ha sido en segunda división. Hay clubes que están por encima. Muchos más que están por debajo. Es así… punto.
Es ley de vida que los jugadores marchen buscando ofertas y objetivos mayores. Fran Beltrán ha sido el último, pero habrá más. Por cierto, el Rayo se ha disfrazado de Celta muchas veces. El pez grande se come al chico. Lo dijo el propio Álvaro García… quería marcharse del Cádiz. Y no porque haya estado mal allí, sino porque todos queremos avanzar y mejorar en nuestra vida.
No es ni malo ni bueno. Es la realidad. Y todavía queda mucho forofo que se cree que su equipo es lo único que existe y que alrededor de su club todo es lava, dragones y seres mitológicos. Por su puesto que el Rayito es lo mejor para la gente de Vallecas, y así debe ser. Eso es lo importante. Nadie va a sentir más la camiseta que la gente que llena las gradas. Nadie sobre el verde está a la altura del sentimiento que se vive ahí arriba.
Los jugadores son profesionales. Disfrutan, ríen y lloran con unos colores, y algunos tienen más afinidad que otros, pero no son aficionados. Y oye, qué queréis que os diga… mejor así, que si sacamos a unos cuantos del fondo en la línea de cuatro, otros cuatro de la Albufera en el medio y dos killers de Arroyo del Olivar… igual bajamos a regional.
Además, que nadie te amargue una de las cosas más bonitas de la vida. No es mal condimento el fútbol para un día de estos amargos, tampoco lo es como guinda a un fin de semana perfecto. Disfruta de ello, los jugadores van y vienen… pero los aficionados no. El autoengaño genera infelicidad, pero la verdad no, y no conozco ningún ambiente como el de Vallecas. Podrá ser mejor o peor, discutimos sobre ello cuando queráis, pero es diferente a todo. Disfrutemos de eso. Que la esencia del Rayo está en su grada, en su gente y en cada rincón del barrio, no sobre su césped.