Hace mucho, demasiado tiempo que no escucho entre un gentío descomunal un estribillo pegadizo, una tonadilla alegre que se canta en coro, mirando al verde y clamando victoria. Es algo más o menos así.
El triunfo de la mano nadie puede arrebatar,
al Rayo Vallecano cuando sale a golear.
El Rayo Vallecano, del jugar hace virtud.
El Rayo Vallecano, es fuerza y juventud.
Durante algo más de quince minutos todos los que vimos al Rayo Vallecano salir a Montilivi a enfrentar al Girona la entonamos sin descanso y en bucle.
Sacó de centro Antoñín, Catena la puso en diagonal, Isi peinó (perdón), Pozo anticipó y cruzó, Juan Carlos rechazó y Calavera remata al palo de su arco. Quince segundos de partido.
Trejo la pone de exterior , Álvaro pone el pase de la muerte al hombre invisible, Isi la recoge en el segundo palo y la manda precisa para Álvaro que remata al muñeco. Minuto cuatro.
Saca Advincula de banda, Pozo la pone de cabeza a Antoñín que desborda y se la devuelve y el pase medido de José llega a Álvaro que intenta el contrapié y contrariado encuentra el pie de Juan Carlos que pasa en la mentes del rayismo del demérito en Anoeta al emérito en Montilivi. Ocho minutos en el crono.
Advincula, confiado ciegamente en su zurda le pega como el cronista , el balón llega milagrosamente a Álvaro que la pone al área y despeja la zaga. Minuto once.
Trejo saca una falta rápida para Isi y Luna se ve obligado a despejar a córner. Reloj de pared con el minutero a las 3.
La franja era chispa, toque, agresividad, imaginación, tanta que en el saque de esquina probó la técnica del gusano loco del parque de atracciones, todos en fila y al centro cada uno para un lado. No salió.
Las malas lenguas dicen que Luca Zidane, inesperado, tímido y pícaro motivador le dijo a Fran García que su padre les vería por la tele. El manchego reprodujo el mensaje y los jugones salieron a disfrutar. El único que pareció nervioso fue el propio Fran con varios despejes rarunos pero llegando con intención y cumpliendo bien.
Aquella masterclass de Trejo bien secundado por Pozo, Isi, Álvaro y Antoñín y protegido por Oscar Valentín solo pudo ser frenada con faltas por los locales que aprovecharon el cambio de Luna, lesionado y el respiro que les dieron los visitantes para equilibrar algo el partido hasta el descanso.
La segunda parte fue otra cosa. El Rayo pareció repetir amenaza y al minuto Antoñín se estrelló de nuevo con Juan Carlos tras un gran pase de Isi, pero bajó la velocidad, la agresividad y la chispa un puntito .
Las ocasiones ya no llegaban y el partido se volvió charrúa. Aparecieron Cristóforo, cloroformo para los partidos y Stuani, cloroformo en sus remates y el Rayo pudo perder.
Un remate suyo de cabeza, el primero que falla en 200 años de carrera se fue por arriba demasiado picado. Surgió Zidane que rechazó un libre indirecto desde dentro de su área y aquello fue el principio del fin.
El miedo se adueñó de Iraola, que perdido el control de balón puso en el campo piernas frescas con Comesaña y sacó del campo a Pozo, que no pudo terminar de traducir su talento en puntos.
Antoñín pudo sorprender de nuevo al segundo palo, y en un gran pase de Isi después pero no lo consiguió. Iraola intentó otra vuelta de tuerca con la entrada de Jony y Qasmi en lugar de Trejo e Isi de nuevo para refrescar el equipo , buscar remate y pase interior ,pero sustituir a los tres mejores jugadores del equipo y arrinconar a Antoñín, ya cansado en el costado derecho no resultó ser la mejor idea.
Solo cuando vio seguro el punto el entrenador rayista decidió incluir en la cancha a Bebé, atrevido, encarador, buscador de caos en los partidos . Lo intentó y provocó un córner que casi convierte Comesaña en gol .
El partido terminó con empate sin goles, buenas sensaciones en el campo y regulares en el banco.
Cuando jugábamos en la calle de pequeños, la pelota acababa en un balcón. El señor en camiseta de hombreras o la señora de bata y rulos nos la devolvía sonriente. La pelota estaba pinchada.