LA ESCUADRA
Ligas, pichichis, goles… En estas palabras no quiero números. Sería muy fácil definirla por sus cifras -estratosféricas por otra parte-, pero hoy no toca. Toca recordar como ha llevado el nombre del Rayo Vallecano por toda España y parte de Europa. Toca hablar de su carácter. Toca reconocer que, sin Natalia, la sección femenina no sería lo que es ahora.
Y es que lo que ha sido ella en el Rayo se puede resumir en muy pocas palabras: La mejor jugadora de la historia franjirroja. Todavía estoy por encontrar una persona que diga una mala palabra sobre ella.
En una entrevista que le hice dijo: “Creo que me he ganado el derecho a decidir cuándo retirarme“. No puede haber mas verdad en eso. Y lo mejor es que lo ha hecho sin hacer ruido. Contratos van, contratos vienen, cláusulas, entrenamientos sabiendo que no vas a competir… Todo ello como las hormigueras que silenciosas que acumulan comida para el invierno. Ni una palabra más alta que la otra.
¿Se imaginan a una estrella del fútbol masculino cualquiera yendo a entrenar y trabajando en un instituto a la vez? Pues eso. Siempre lejos de los focos. Siempre trabajando humildemente por lograr sus sueños. Siempre Natalia.
Como ella dijo, todo podía haber sido más bonito. Nunca ha querido grandes homenajes, ni saques de honor ni ovaciones. Pero sí retirarse con su gente, con la que cada domingo va a apoyarla a la Ciudad Deportiva… Lamentablemente no parece que ello vaya a ser posible.
Sólo me sale decir “ya pasó”. No todo ha sido perfecto, pero lo que quedará son sus goles y sus jugadas, no estos últimos meses. Que la gente recuerde que, una vez, pasó por Vallecas una ‘killer’ capaz de llevar al Rayo a los más alto.