EDITORIAL
Todos hemos sido niño/a. Todos hemos llorado para sacar tajada de algo. Poner cara de niño bueno y ver si ‘cuela’. O utilizar el método de comparación. “Él ha usado más la bici, tiene el trozo más grande, ha comido más golosinas…”. Y es que el Rayo Vallecano recuerda al típico niño pequeño que quiere aprovecharse. En este caso, de un hecho lamentable.
El sentir del aficionado del Rayo Vallecano es claro: no quieren ser partícipes de un bochorno. Denunciar al Fuenlabrada, luego decir que lo primero es la salud, y mientras se están recuperando 28 personas, reclamar a toda costa y por todos los métodos jugar un partido que no te has ganado sobre el césped.
Y es que parece que el único que quiere jugar esos playoffs es el presidente Raúl Martín Presa. Los jugadores han puesto punto y final. Todos se han despedido por redes sociales. Se han ido de vacaciones y tras una temporada muy tensa lo que les faltaría sería volver corriendo tras estar con sus familias. Y los aficionados tampoco. Quieren dejar esta temporada en el olvido y volver a ilusionarse el año que viene.
Pero, y según sabemos a ciencia cierta desde este medio, en la directiva del Rayo Vallecano desde el pasado fin de semana su único fin es intentar que el equipo vallecano pueda aspirar a estar en los playoffs por métodos de despachos. ¿Pero por qué no preparar bien el año que viene? ¿Cerrar ya el entrenador? ¿Fichar y adelantarte a rivales? Es un error llorar. Pérdida de tiempo e imagen.
Parece que Martín Presa se ha revelado a Javier Tebas. Desde la pandemia no ha hecho caso a las iniciativas de LaLiga (hastag, aplausos) y parece que este hecho ha sido la gota que ha colmado el vaso. Y es que ya sabéis, cuando no se está de acuerdo con mamá (LaLiga), el niño le llora a Papá (RFEF). A ver si así ‘cuela’.