Se vaticinaba en la previa la posibilidad de vivir un trepidante ‘día de la marmota’ sobre el tapete de Anduva. Ambos equipos llegaban al límite de sus capacidades físicas tras el esfuerzo copero y, para más ende, al Mirandés le espera el Villarreal el próximo miércoles. Daba la sensación de que a los dos les valían las tablas.
Jémez revolucionó su esquema cambiando el dibujo a un 4-2-3-1 con De Frutos e Isi en banda, Andrés Martín jugando -de una vez- en su posición natural, la media punta y la dupla Suárez-Trejo en el medio. Un equipo ofensivo y con colmillo que mandaba un mensaje ilusionante.
Pero el paso de los minutos y la desidia del juego acabaron por liquidar las esperanzas incluso del más optimista. De Frutos asustó en la primera parte con un zapatazo que se estrelló en el larguero. Bien el extremo, pero más allá de esa acción, poco o nada del Rayo.
El Mirandés jugaba con inteligencia. La dureza del calendario arrecia y no hay margen para florituras desmesuradas. Iraola se vio obligado a rotar y pidió, ante todo, cabeza a los suyos para mostrarse muy sólidos atrás. Filosofía ‘Cholo’ Simeone, con copyright: esperar bien atrás y aguardar a tener alguna ocasión puntual. Todo, sin prisa.
Jémez, descontento con lo que estaba viendo en el campo, retiró a Saúl (39′) para dar entrada a Tito. Hablando de copyrights, esto es algo que también tiene el suyo particular, con nombre y apellidos: Jemezada. Porque el carrilero no mostraba síntomas de dolor o lesión. Fue una decisión puramente del técnico.
El partido de sucedía y los leones adquirían tamaño de gatos. El Rayo era quien daba pequeños pasos hacia delante, siempre con el freno de mano puesto y la gota de sudor cayendo por el costado del rostro. Los jugadores, fatigados, se acercaban a la meta de Limones sin fe ni pólvora. Fue una tarde sorprendentemente placentera para el guardameta daimieleño.
La entrada de Montiel dio algo de esperanza, pero salió demasiado tarde. Homeopatía para un equipo enfermo de gol y que se topó con un muro. El Mirandés llegaba con la vitola de imbatible (no pierde un partido en casa desde el 24 de agosto de 2019 ante el Cádiz; jornada 2) y logró mantener su condición de feudo excepcional.
Fue un pacto entre dos caballeros sin aire. Un homenaje al ‘día de la marmota’. La carencia de ambición pudo con todo y con todos, certificando un reparto de puntos más que justo. Próxima cita para la franja, el domingo, en Vallecas, ante el Real Oviedo.
Restan 7 días para descansar y recuperar fuerzas. A partir de ahora no valen excusas. Ni siestas.