DE OTRO PARTIDO
La suerte de los goles.
Sin jugar como esperábamos, un Rayo Vallecano impreciso y displicente, que fue un muestrario de errores y desaprovechó ocasiones muy claras, se llevó los tres puntos contra un equipo que lo dominó, aunque el Alcorcón no supo terminar las jugadas con autoridad. De una pérdida de Gual llegó la gran carrera de Antoñín y el 1-0 no merecido; después del empate (error de Luca Zidane, hoy salvador del Rayo), un disparo-centro corto de otra vez un revolucionario Bebé rebotó en Fernández y 2-1 a 4 minutos del final. Gol en propia puerta, sí, pero obra de Bebé. La suerte cayó del lado del peor equipo y lo dejó muy enganchado a la pelea por el ascenso. Gracias, suerte.
ENVUELTO PARA REGALO
Los balones nerviosos.
El Alcorcón hizo lo que tendría que haber hecho el Rayo: jugar la pelota al pie y juntarse. El Rayo, teniendo mejores jugadores para eso, abusó del pelotazo y esos pases largos muchas veces fueron cesiones al rival. No es que jugar al pelotazo sea un plan B. Es un error que sea el plan A. Debería ser un recurso, no parte de la identidad del equipo. Hay que juntarse más, a veces no soltar el balón tan rápido. Jugar con la cabeza y menos a la cabeza. No se vio un dibujo claro ni una estrategia. Los dos goles pudieron ser cuatro, pero también pudieron ser tres en contra. El campeón de la posesión hoy fue desposeído.
LO QUE SE LLEVA EL OJO
Ausencia de público. Y de algunos jugadores.
Nadie destacó. La mano de Luca Zidane, abajo, notable. Catena estuvo desconocido, Fran García corrió pero sin peligro; hoy ha sido más defensor que atacante. Iraola hizo bien en quitar a Advíncula, ya se estaba por ganar de nuevo la roja. Quizá el más relevante de la defensa -guerrero en ese desorden, luchador en esa falta de ideas- haya sido Velázquez. Ni Pozo ni Trejo ni Isi fueron ellos y Valentín volvió a ser alguien al que la mayoría de las veces se lo nombró para dar cuenta de faltas hechas o balones mal entregados. Y después están los que casi ni se vistieron, o tuvieron una y dijeron adiós: Antoñín, solo el gol y Álvaro García, solo un centro para que Pozo fallara uno de esos goles que siempre falla Álvaro García.
El escudo caído fue vergüenza y metáfora: algunos jugadores no lo sintieron.
“Las matemáticas lo maquillan todo” piensa el ojo mientras se lleva los tres puntos.
LA BOTELLA MEDIO LLENA
Buen comienzo de año.
Se ganó sufriendo y de manera injusta, pero es justo que a veces la suerte le toque al Rayo. Comienzo esperanzador después del parón y mensaje optimista de cara a lo que se viene. Hay que tratar de aguantar arriba, creerse candidatos al ascenso y demostrarlo en casa y fuera. La botella -aunque en estos días se ha vaciado por los festejos- vuelve a llenarse hasta la mitad y así la vemos.
EN DEFENSA DE…
Luca Zidane, flan y roca.
Iraola apostó por Zidane, un premio a su buen hacer. Aunque tiene un poco de flan en las palmas, hoy ha salvado al Rayo de perder. La mano firme que puso abajo en el disparo de Gual, a poco del comienzo, fue tan decisiva como un penalti parado. Luego sacó dos a una esquina y, bien ubicado, controló un tiro desde fuera del área que le botó cerca. A veces abusa de los puños y del guante abierto, pero siempre sale por arriba y del padre heredó algo del juego con los pies. Esta tarde dio mejores asistencias que Catena.
Desde El Pase Corto le deseamos a toda la afición un gran año, ojalá acompañado de las alegrías que nos traiga el Rayo.
Gracias por la lectura y feliz 2021. El 2020 se lo ha puesto muy fácil para que sea mejor.