De nuevo el Rayo Femenino defendió su ‘fortín’. Van 4 victorias consecutivas en la Liga Iberdrola en Vallecas. De nuevo victoria trabajada y de nuevo por la mínima. Da gusto ganar cuando se juega bien y se golea… y cuando se sufre y te dominan a veces es más satisfactorio aún. El gol de Iris Ponciano a 10 minutos del final decantó un partido de esos difíciles, de máxima igualdad, que las rayistas cimentaron en el orden defensivo y en aprovechar los buenos tramos de fútbol que tienen en cada partido. Porque estas chicas saben jugar. Esta vez ante un Málaga que dominó pero no acabó de hacer efectivo su control del juego. Tres puntos claves ante un rival directo que hasta antes del choque tenían los mismos puntos que las vallecanas.
El foco y la atención antes de comenzar el partido recaía en Eva Masdeu. Tras 5 años en la cantera franjirroja, Eva debutaba en el medio del campo. Como es normal, comenzó nerviosa y fue de menos a más. Con algunos problemas, sobre todo en el aspecto físico y de intensidad, poco a poco fue demostrando por qué Irene Ferreras apostó por ella en el doble pivote: calidad, visión de juego y buena distribución del balón. Al igual que ella, su equipo fue creciendo a lo largo de la primera parte, ya que los 30 primeros minutos fueron de color malacitano. Presionando muy arriba, sin dejar pensar a las vallecanas, lograron el dominio del balón y llegaban con peligro a la portería de Alicia, que respondió siempre con seguridad.
“¡Podemos jugar, tranquilidad! ¡Podemos jugar, tranquilidad!” Repetía desde la banda Irene Ferreras, consciente de que sus chicas podían hacerlo. Y como no, hicieron caso a la jefa. A partir del minuto 30, el conjunto madrileño se estiró y empezaron a trenzar jugadas en ataque. Silvia y Sheila, que jugó medicada y con fuertes dolores en el hombro que se dislocó el pasado fin de semana, se empezaban a encontrar; Oriana Altuve aumentó la intensidad para empezar a poner en apuros a la defensa andaluza y Eva Masdeu pareció quitarse los nervios y empezar a jugar. Además, la debutante era la encargada del balón parado, claramente uno de sus puntos fuertes. Los córners buscando a Camila Sáez (una de las mejores del partido) crearon siempre peligro y cerca estuvo de poner el balón en la escuadra en una falta directa, pero su disparo fue repelido a córner con una gran estirada de Chelsea, la portera inglesa del Málaga.
A la vuelta de vestuarios, el guión fue el mismo que al comienzo del partido. El Málaga con el dominio territorial y el Rayo bien ordenado atrás y buscando tener el balón cuando lo recuperaban para intentar hacerse con el tempo del encuentro. Mendi, a la que le vendaron la cabeza por un golpe y que últimamente parece un imán para los golpes, remató de cabeza cerca del palo defendido por Chelsea.
Entonces el partido entró en los 5 minutos clave. Del 75 al 80 pasó de todo. Primero Silvia remataba al palo después de un control perfecto y un disparo cruzado. Acto seguido, en la contra malagueña, Celia estrellaba un disparo potente en el larguero de Ali. Se producían los cambios en busca de soluciones. Ángeles entraba por Oriana e Iris por Silvia y fue una de las ellas la salvadora. Normalmente suele ser Ángeles, pero esta vez fue el turno de Iris, que aprovechó la gran dejada dentro del área de Paula Andújar tras un barullo para marcar el gol que da tres puntos de oro al equipo franjirrojo. Recompensa merecida para una jugadora que siempre que sale aporta al equipo y se deja el alma.
El Málaga se fue arriba a al desesperada y encerró a las rayistas, que aguantaron 10 minutos de presión constante. Un libre directo botado por Leti metió el miedo en el cuerpo a los allí presentes, pero por suerte para las vallecanas el balón se fue rozando el larguero. Con el pitido final llegó la alegría y la tranquilidad para las chicas del Rayo, que descansaron en el césped antes de retirarse a los vestuarios. Alivio y descanso merecido después de ganar su cuarto partido consecutivo en casa y que les afianza en la parte media alta de la clasifiación. Próxima parada, un escenario siempre complicado: viaje a Tenerife para medirse al Granadilla.