Esto es Vallecas. Así sí. La permanencia pasa por hacer del barrio un lugar donde, para sacar algo, haya que dejarse un riñon. Un lugar donde deseen no haber venido. Frente al Sevilla, el equipo estaba por hacer. Frente al Alavés, con uno menos, no se pudo. Este viernes, frente al Espanyol, el Rayo Vallecano fue mejor y se llevó un punto que sabe a poco. A poco porque Raúl de Tomás adelantó a los franjirrojos. A poco porque los de Míchel reaccionaron de manera increíble a los tantos pericos de Borja Iglesias y Granero con una diana de Kakuta de penalti, y a poco porque en la recta final, no ganó de milagro.
Es de la sabana. Que no finja. En su DNI pone que es madrileño pero es de la sabana. Esa manera de oler sangre, de acechar a su presa… de matar. Si un depredador falla, no come. Y Raúl de Tomás no falló. Primer balón que tocó con ciertas garantías, primer balón que mandó a las mallas tras un control orientado perfecto. Al Espanyol no le habían explicado las reglas cuando ya iba perdiendo 1-0.
Y si desde el césped el equipo había empezado enchufado, en la grada no iban a ser menos. ¿Que frente al Alavés se animó poco y algunos se fueron? Pues la siguiente jornada, afónía para dos semanas. Ambientazo.
Eso sí, los pericos son uno de los equipos más en forma de LaLiga, y este tipo de pieles se venden caras. Poco tardaron en reaccionar y, tras un rechace de Alberto, Borja Iglesias empató el choque.
Mi padre siempre me ha contado que, en su época, cuando había torneos entre colegios, siempre había alguno de los mayores que se ‘colaba’ y finjía tener menos edad para desnivelar los partidos. Les llamaban gatos, y cuando pasaban cerca, les susurraban: “gato, gato, gato, gato…”.
A mí que no me engañen… Sergio García es gato. Que alguien mire eso… médicos, investigadores de algún tipo… me da igual, pero este tío no puede tener la edad que dice tener. Esa electricidad no es normal. Es de locos.
A todo esto, el Rayo comenzó a dominar pero con la sensación de que, cuando el Espanyol robaba, hacía daño. Toque con desorden, es la mejor definición de un conjunto de Míchel que no acababa de atar en corto ni al rival ni al cuero. Y lo que no está bien sueto, acaba soltándose.
Era el tiempo de descuento del primer tiempo. Ambos equipos ya se veían en vestuarios pero una serie de rebotes hicieron que Granero se quedase solo ante Alberto y diera un golpe bajo a la moral del Rayo. 1-2 y al descanso.
Como un cubo de agua fría sobre el que se queda dormido. Mano de santo. La charla de Míchel fue milagrosa. Advíncula no esperó a los aficionados y aficionadas que habían ido al baño. Finta, carrerón y penalti cometido por Didac cuando ya había sido sobrepasado. Y si frente a la Real Sociedad fue Trejo quien lanzó y marcó la pena máxima, esta vez fue Kakuta el encargado. Reacción express y empate.
Didac cometió el penalti. Didac falló lo infallable. El viernes no fue el día de Didac. Estaba solo, sin portero, a un metro de la portería, con un balón blandito a su cabeza. Que se queden los investigadores de antes que estaban con el ‘Caso Sergio García’ y que miren lo de este testarazo. Paranormal activity en Vallecas.
Y de un área a otra, poco después fue Embarba el que la tuvo pero, primero Diego López y luego Mario Hermoso impidieron el gol cuando la grada ya celebraba.
En el descuento, a más de uno y de una le dio un infarto en Vallecas. El Rayo atacaba y merecía la victoria, pero en una de las pocas ocasiones que el Espanyol llegó, Álex Moreno derribó a Hernán Pérez y el árbitro decretó penalti. Por suerte para los franjirrojos, el VAR sacó la falta fuera del área.