El Rayo Vallecano arrancaba el curso 2019/2020 en un frío Estadio de Vallecas. Con la mitad de la grada vacía debido a la protesta de parte de la afición, que mostró de esa manera su descontento con la Directiva, el conjunto de Paco Jémez venció con dificultades al Mirandés.
Protesta de la afición
En pleno 17 de agosto, con cerca de 40 grados en Madrid, tenemos que hablar de un ambiente frío en las gradas de Vallecas. Una buena parte de la afición ha dicho basta. Basta de la situación por la que está atravesando el Club, protestando por la discriminación a los discapacitados, la falta de higiene en el Estadio, la supervivencia del Rayo Femenino, la subida de abonos a los jóvenes o el estado de la Ciudad Deportiva. En definitiva, la gestión del Club, por todo ello pedían que no entrase la gente.
En lo deportivo, el choque comenzaba con la sorpresa de Martín en el once. El canterano, que tuvo un amargo debut, debutaba con el primer equipo en partido oficial. Poco le duró la alegría al joven central, ya que a los siete minutos fue expulsado: el VAR intervino para voltear la cartulina amarilla mostrada por Pulido Santana a roja. La impotencia del chico se palpó en los poco más de 6.000 espectadores que había en las gradas. Le aplaudieron cuando salía del Estadio, sabiendo que era uno de los peores momentos para un futbolista.
Con 10 jugadores sobre el césped, el Rayo no se dejó amedrentar y a punto estuvo de marcar con un cabezazo de Saveljich que se estrelló contra el larguero. Fue un espejismo ya que el Mirandés, a la contra, hacía daño. En una de esas jugadas rápidas Álvaro Rey batía plácidamente a Alberto. Era el minuto 11 y esto se torcía para la franja: 0-1.
Pero el partido tenía otro destino para los de Jémez, que en solo diez minutos fue capaz de voltear el marcador con sendos penaltis cometidos por mano dentro del área y transformados por Embarba. Por cierto, el 11 del Rayo no celebró los goles. El primer tiempo acabó con la expulsión de Carlos Julio: el Mirandés se quedaba también con 10 y el partido estaba equilibrado y con ventaja para el Rayo, que llegaría al descanso con un sútil 2-1.
Se estropeó el resultado
La segunda mitad transcurrió sin apenas incidencias durante la primera media hora. Eso sí, la grada parecía todavía más fría, como si el 2-1 no fuera a moverse. Como si ya estuviera todo hecho. El equipo tampoco parecía querer sentenciar el partido. Y así pasó. En un zapatazo de Andrés desde la frontal, el Mirandés empataba el partido.
Qiuizás, lo más negativo del partido fue ver la grada semivacía. Cuánto daño hace ver tantos asientos vacíos, en un estadio que cuando ruge lo hace como nadie.