Está siendo una gira de leer entrelíneas. Con plumazos de arte y carrusel de trampantojos. Ya se imaginan que de poco sirve extraer conclusiones de los resultados (ni el Fenerbahçe fue ‘tan superior’, ni el Galatasaray tan gentil). De la misma manera, los 90 minutos del Reale Arena revistieron un pacto de no agresión que en Liga, no se vería. Mero 3-en-1 para seguir engrasando tuercas. Empataron Real Sociedad y Rayo Vallecano un partido fantasma (sin apenas espectadores) y sin sobresaltos. Haberlo anunciado apenas 48 horas antes -oh, sorpresa- tampoco ayudó. Un sábado frío y que volvió a dejar a RdT sin probar la sangre.
El killer fue titular en punta y al cuarto de hora regaló otra mirada de incredulidad al cielo: su disparo se estrelló en el poste. Habría sido el empate, porque el gol madrugó. Se cocinó desde la banda derecha, plataforma de despegue de un balón a ese hueco entre la defensa y el portero que desata el caos. Salió en falso Diego López (que sigue sin echar raíces) y llegaron tarde los defensas. Todos, espectadores de lujo de como Sorloth lo mandó a la red.
A partir de ahí, fútbol lento y tosco. Más de litrona que de champagne. Habrá a quién le guste. Pasaron pocas cosas y sólo un error de Zubiaurre animó el cotarro: se le escapó un blocaje, dejando el balón muerto en el área y permitiendo que Nteka lo cazase al primer toque. Con esa igualdad se llegó al descanso, abriendo la puerta a ilusionarse con una segunda parte de frenesí en la que ambos irían a por la victoria.
Nada más lejos de la realidad. El segundo capítulo tuvo el mismo sabor que el jengibre. Raro, insulso, pero con un regusto a algo indetectable. Empezó algo más enérgico el equipo de Imanol, incapaz de hacer sangrar a Dimitrievski, ya bajo palos (Morro se quedó sin minutos). Por el Rayo, entró Trejo, confirmando que lo suyo en Turquía era susto, no muerte. Cogió ritmo y marcó el ritmo. Recuperando la batuta en la recta final, pero sin gol. Camello apenas presentó candidatura. Sus compañeros se abstuvieron. Todos. El partido estaba condenado al empate. Se sabía tanto, que la emoción escaseó.
Pero como en toda lectura entre líneas, se pueden extraer varias conclusiones: Trejo está listo, RdT está muy cerca de hacer diana y el Rayo, llega en forma. Porque se ve a un equipo que sin apretar el acelerador, circula a un ritmo notable. Y estos partidos, al fin y al cabo, para qué están si no para eso. Ya queda menos para el 21 de diciembre, cuando la locura de la Copa volverá a apoderarse del barrio (19:00 horas, ante el Atlético Saguntino). Al equipo sólo le queda un amistoso más: el sábado que viene, ante el Newcastle. Ese, al menos, no se anunció 48 horas antes. Podrá ser lento, pero no fantasma.