No se me vengan arriba. De hecho, no se ustedes pero yo ni me acordaba de lo que era celebrar una victoria fuera de casa ¿Cómo se puede estar más de un año sin vencer como visitante?
Que el Rayo Vallecano haya ganado dos partido seguidos puede ser motivo para la euforia, puesto que hacía casi 15 meses no disfrutábamos de algo semejante, coincidiendo con la última victoria a domicilio allá por el mes de septiembre de 2015; o lo que es lo mismo, 24 partidos consecutivos de Liga sin vencer lejos de Vallecas. Un dato que asusta.
Pero sean racionales: ni hace dos semanas eramos equipo de Segunda B ni ahora vamos a ascender. Sean cautos y reflexionen sobre el Rayo actual para saber dónde le ponemos su sitio. Tengan en cuenta que la victoria del sábado se produjo ante el colista, y que el triunfo llegó llorando en los últimos minutos de encuentro. Pero no quiero ser yo el que les desmotive, que bastante complicado es mantener la ilusión en los tiempos que corren por la Albufera.
La segunda mitad que vimos en Tarragona poco tiene que ver con lo que hemos presenciado en lo que va de campeonato, y aquí si les dejo apelar a la ilusión. La actitud que desplegaron los futbolistas sobre el terreno de juego, las ganas y el coraje, son dignos de la franja y es el camino que debe seguir el equipo para progresar. Ese es el Rayo que quiere Baraja y si es capaz de mantener la tensión en sus pupilos, probablemente no tengamos que volver a esperar más de un año para contemplar una victoria franjirroja a domicilio. Lo mismo, fíjense, damos la campanada ante el Levante ¿Qué no?, cosas más complicadas se han visto en estos lares.
Ahora bien, más allá del encuentro del pasado sábado ante el Nastic, el próximo partido frente al líder va a ser el que de verdad evalúe con certeza cuál es el lugar del Rayo Vallecano. Una victoria dejaría a la franja muy cerca de los puestos de ascenso, y daría un golpe sobre la mesa al ganar al mejor equipo de la categoría hasta la fecha a la par que se obtendría una tercera victoria consecutiva. Por contra, una derrota bajaría a la tierra a todos los que sueñan con un Rayo de Primera y se volvería a coquetear con los puestos de descenso.
Sean cautos y racionales, que 24 partidos se han hecho eternos y esa la realidad. No vayamos a lanzar las campanas al vuelo a las primeras de cambio, … pero ojo si se gana en Levante.