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Primer equipo

Puente aéreo

Por la boca muere el pez” (Nombre de canción, de libro, de restaurante y sobre todo refrán certero).

Quien tiene boca se equivoca” (Justificación vana de bocachanclas).

Roncero, sal de mí” (Exorcismo tuitero).

Hace menos de una semana el Cádiz asaltaba el Camp Nou. Al día siguiente el Elche ganaba en Heliópolis y el Mallorca casi condenaba al Alavés.El miércoles el Granada empataba en el Metropolitano y más de un aficionado del rayismo tuitero veía cerca la entrada del túnel. Uno en concreto afirmó ver el desastre cercano y, arrepentido, empleó el silogismo de Roncero consistente en:

Si A es la descenso

Y B la permanencia

Tomás afirmará sin duda A y ocurrirá B.

La mecha

Los Iraola Boys tomaron el puente aéreo dirección Barcelona. Ante el pesimismo general el Rayo tuvo consistencia, calma y un toque de suerte, la fortuna de los que pican piedra sin descanso como Sergi Guardiola.

La previa

Después de aquello nadie se atrevió a decir que se podía ganar al Barça en el Camp Nou pero todos los rayistas pensaron que podía ocurrir. La estadística informaba, fría, que el FC Barcelona nunca en su historia había perdido tres partidos seguidos en casa, y eso pesaba mucho…

Otro día en la oficina

El Rayo sorprendió a Xavi en los primeros minutos con lo que había hecho en los treinta y dos partidos anteriores,esa presión alta que maniata,roba o al menos retrasa el ataque. Para encogerse de hombros al menos es.

Captain Tsubasa

Yoichi Takahashi creó en 1981 una serie de cómics que llegó a las pantallas en España con el nombre de Campeones. A veces la realidad imita a la ficción y en una escena tantas veces soñada como realizada por Tsubasa Ozora (Oliver Atom en España) , Isi Palazón, rodeado de cuatro o cinco rivales se las apañó para librarse de ellos y poner un balón primoroso a Álvaro García. El utrerano con su desmarque dejó a Dest en Morón (de la Frontera, no Ángel Luis), controló bien y batió por el palo corto a Ter Stegen, pelín lento en la acción.

Un rato para el recuerdo

Durante unos minutos el Rayo Vallecano rozó la perfección, impidió al Barça jugar, buscó salir, tuvo el balón y lo manejó bien. Para enmarcar y para molerse los brazos a pellizcos.

Hiperconfianza

Con De Jong desquiciado, Ferrán y Alba desaparecidos, Busquets controlado y Gavi, batallador siempre pero esta vez pasadísimo de revoluciones el Barça no construía y se aferraba a Dembelé, tan talentoso como errático en sus decisiones para encontrar agua. Los de Iraola se sentían tan seguros que empezaron a perder balones fáciles, arriesgar en zonas donde no tocaba y provocar peligro en su propia área. Pareció el principio del fin.

Un equipo atolondrado

Sin la magia de Pedri el Barça es una nave sin rumbo. Solo el coraje de Gavi empujaba al equipo y lo hizo con tal vigor que pudo empatar con un zapatazo al largo, pero nadie le acompañó y Dembelé lo intentó a su modo, buscando acciones imposibles y forzando acciones con las que mostrar su talonario al trencilla que, esta vez, no se dejó intimidar.

Lo del árbitro

En numerosas ocasiones se criticó el trato recibido por la franja desde el colectivo arbitral. Ayer, todo hay que decirlo, su administración de los tiempos permitió que el Rayo mantuviera a raya al Barça cuando no llegaban las piernas durante la primera mitad a los de Xavi. Tuvo ocasión de señalar uno de esos penaltis con los que frenaban en la tabla al caballo desbocado que era el Rayo y no lo hizo.

Segundo acto

El Rayo comenzó la segunda parte como el primer tiempo, pero el Barça reaccionó y comenzó a acercarse el área. Comesaña, con una amarilla y Nteka dieron paso a Ciss y a Guardiola.

A la contra

La chispa que pudo iniciar el incendio la crearon dos contras del Barça, una tras una llegada de Unai López y otra trás una buena ocasión de Sergi Guardiola. Lo mejor estaba por llegar.

Fondo de armario

El Rayo ha sufrido la segunda parte de la campaña por su evidente escasez de recursos. Cuando haces cambios, quitas a Ferrán y de Jong, horrorosos y pones en la cancha a Nico, la injusta víctima de Xavi y Memphis, delantero de nivel no te puedes quejar demasiado.

Los oscars

Con dos tercios del partido el cerebro, el alma, las piernas y el corazón del Rayo tuvieron que pedir el cambio. Oscar Valentín, el águila de Toledo del siglo XXI daba paso a Oscar Trejo, cerebro, alma, corazón y cancherismo. Vaya dos.

Armarios de tres cuerpos

El Barça, abusón, lució vestidor y puso en cancha a dos armarios roperos, Adama el velocista puro y Luuk de Jong, rematador de balones, nevera y cabezas ajenas, pero no, no nos adelantemos.

Guardiolismo

La franja empezaba en sentirse agobiada pero no superada y empezó a hacer lo que sus circunstancias pedían. Si Pep Guardiola, entrenador del mejor Barça de la historia y técnico del conjunto que más bonito juega actualmente (para muchos) tuvo que hacerlo atropellado de mala manera por el vil “inventor” de las malas artes futbolísticas, el machoalfa del juego sucio y toro que mató a Manolete, Diego Pablo Simeone en aquel Atlético-City del que tomaría buena nota el sabio Ancelotti, por qué el Rayo no iba a hacerlo, jugándose el billete a la salvación y nada menos que en el Camp Nou. Todo quedaba, como siempre, en manos del árbitro.

Todo vale

La impotencia culé y la necesidad vallecana provocaron mil nervios, faltas y tarjetas visitantes y ataque con todo, sin orden ni concierto por parte local. De Jong remató de tijera para empatar pero casi corta la cabeza de Isi.

La clave

Todo se pudo ir al garete en la jugada polémica, siempre las hay, del partido. Díaz de Mera, cerca de la acción no vio suficiente empujón el que propinó Catena a Gavi como para señalar penalti en una jugada en la que, por historial, momento del partido y equipos en liza lo más sencillo hubiera sido señalar dirección once metros. Los trencillas son personas y reciben presiones e influencias externas e internas como todo el mundo, y el caso Rubiales-Piqué quizá tuvo que ver por suerte para el Rayo. También el hecho ya indicado de que Gavi, jugador que cualquiera tener en su equipo pero ayer mosca cojonera para el colegiado le cayera pesado o gordo en algún momento. No se me ocurre otra explicación más que esa o la empatía con el sufrimiento de la franja para no señalar esa falta. Con ese gol hubiese sido complicado sacar algo positivo.

Drama agónico

Parecía imposible que el Barça no marcara. El Rayo intentaba alejar el balón, a veces hasta fuera del reglamento pero los balones quedaban cortos y un poderoso imán los llevaba al centro del área. Parecía un entreno de atacantes contra delanteros.

La traca final

Con el Barça volcado el Rayo solo pudo salir una vez. Álvaro García se plantó solo en el área, la puso para Pathe Ciss y éste mandó la pelota al palo. Álvaro lo volvió a intentar, perdió el balón y en la última ocasión del partido Adama recibió una falta, el Barça colgó el balón, Dimitrievski salió a por uvas, Mario despejó mal y el balón fue a parar a Dembelé que hubiese enviado el balón a la red sino hubiese sido por Pathe Ciss que sacó bajo palos.

Mia san mia

Los bávaros cuando hablan del Bayern de Munich gritan “Mia san mia”, algo así como “Nosotros somos nosotros”. Nosotros, es decir Bayern y Rayo, “somos” los dos únicos equipos que han derrotado dos veces este año al Barcelona.

Puente aéreo

Siempre que se habla del transporte más rápido entre Madrid y Barcelona se alude a la rivalidad entre los dos gigantes del fútbol español. El Rayo, tras sus partidos ante Espanyol y Barcelona, con cuatro victorias por 1-0, sella prácticamente su estancia en primera división una campaña más. Sin esos doce puntos la franja estaría en descenso. Bendito puente aéreo.

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