El optimista ve la copa medio llena. El pesimista medio vacía. El borracho la ve triple. Siempre Fontanarrosa.
La victoria en el fútbol puede ser como una oficina, pura rutina. En estos lares no se acostumbra a pisar despacho alguno salvo para recibir una reprimenda o un ERTE, pero convendrán conmigo que este juego requiere estímulos y visitar El Sadar, lugar de gentes buenas y nobles es una piedra en el zapato del tamaño de de una resaca de Pacharán.
Nieto de navarro es escuchar mi apellido, Albaricoque Rojizo en euskera y convulsionar pero como escriba y aficionado rayista la cosa no tenía demasiado que ganar salvo ver el remozado feudo rojillo.
La trilogía de victorias previas supuso convertir al Leviatán azulón en un fantasma del pasado, a la Nueva Catedral en el lugar de la nueva epifanía del elegido colombiano y a Vallecas en una fiesta ante la afición frente a un equipo parejo y hermano.
Lo de hoy era un ejercicio de remangarse, mancharse y luchar cada metro contra un equipo sin el glamour que ofrece la presencia de Falcao pero humilde, de similares condiciones al franjirrojo, un espejo en el que mirarse.
Primeros disgustos
Pronto se vio que aquello no sería un paseo. La presión del equipo local incomodaba a los de Iraola que no podían jugar en corto ni en largo. Los de Arrasate ofrecían una intensidad incansable ante el contento general, pero el Rayo consiguió salir en el minuto dos y Álvaro García hizo la primera incursión sin premio en el área rojilla. Parecía la primera de muchas, pero la pronta amarilla que vio Balliu al ir con todo ante Rubén García le privaría al Rayo Vallecano de alegrías por ese costado. La suerte es que Iraola tendrá dos semanas para suplir la ausencia por cinco amarillas del catalán con Mario Hernández.
En cinco minutos
Diría Victor Jara que la vida es eterna en cinco minutos y viendo a Trejo proteger, gambetear y manejar al equipo durante los cinco minutos en los que pareció que el Rayo se impondría mas de uno se emocionó pero luego los de Arrasate volvieron a hacerse con el balón, Oscar vio la amarilla y volvió la melancolía.
La vida es eterna en cinco minutos, suena la sirena, de vuelta al trabajo y tu caminando lo iluminas todo, los cinco minutos te hacen florecer. Te recuerdo Amanda.
Cuatro a tres
La igualdad seguía siendo máxima pero los locales eran más incisivos. No aparecían demasiado Álvaro ni Radamel y Fran anduvo errático. Por una vez los García del Rayo sentían la inferioridad numérica. Los que critican a Osasuna como equipo común por tener a David, Unai, Rubén y Kike como “Garcías” no saben lo que dicen. Cada uno de ellos aporta algo distinto al equipo y todos suman en un conjunto con Sánchez, Martínez y compañía en el que todos hablan el mismo idioma. Tanto español en la liga española es algo poco común.
Segundo tiempo
El Rayo compitió, trabajó, mantuvo el orden pero no conseguía tirar a puerta. RF3 intentaba entrar en el área pero su marcador lo impedía y el portero Herrera le miraba mal y le impedía el acceso. El tigre le mostraba el carné pero Sergio le decía no. “Aunque seas Roger Federer aquí no se entra con calcetines blancos, hombre”. Iraola pidió el cambio.
Tacones lejanos
Poco antes de eso Santiago Comesaña se saltaba el guión, rompía el libreto y convertía la distribución en Thriller. Su primer taconazo, centrado terminó en llegada y casi gol rojillo. El segundo, esquinado, pareció resolver el problema pero el balón terminó en el área y puños de Dimitrievski, seguro.
El meme
Las alternativas se repetían, la franja había llegado con Álvaro también en los primeros minutos y luego con Trejo pero de repente un espejo aparecía en medio de la cancha y dos Spiderman, Kike y Radamel, Manu y Fran, Torres y Trejo se señalaban, pintaba a empate.
Los cambios
Guardiola y Nteka entraron en el campo por Falcao y Trejo. Sabíamos de panteras grises pero no de tigres. En todo caso la diferencia entre un partido estelar del 3 y uno discreto es el gol. Hasta ahora con cinco o seis balones recibidos hacía conseguido hacer tres dianas. Ayer no le llegó ningún balón, se fajó y vio la amarilla por sacar sus garras ante García central o 360, un defensa que no permite contaminación y sanciona los malos humos. Trejo tuvo su párrafo en esta columna pero no mereció mas.
Regalando caramelos
Estos partidos hay que verlos con espinilleras y mascara. Las patadas recibidas por Álvaro García le convirtieron por unos momentos en Joao Felix y la acción en la que a Kike García le hicieron un sandwich y respondió con una patada dolieron hasta en Arroyo del Olivar. El árbitro miraba a otro lado y decía “FUUUTBOL, NAADAAA FUUUTBOL”. Siguieron jugando al truco o trato.
Desenlace
Guardiola chocó, Netka corrió, el balón voló, siguieron los empujones, los codazos, el olor a Reflex, los balones divididos , el trabajo de de Oscar Valentín, incorporado a la causa e incluso Bebé entró tarde para dar un punto de locura y tener un happy end pero un fallo en el Fifa restó un punto en el casillero de los de Iraola. Lo suyo es que el balón de Thiago al área con Unai también en el campo hubiese sido peligroso pero no.
En final loco Sergio Herrera saca en largo, hay segunda jugada, tercera, el balón va abierto a la izquierda, Cote la pone en el área y el lateral izquierdo natural Manu Sánchez marca solo desde el centro del área con un cabezazo digno del mejor killer. Sabíamos que los centrales pueden jugar de nueve pero nadie podía imaginar, Bebé menos, que el doble lateral terminara en doble punta y derrota . Thiago perdió la marca y el Rayo un punto.
Partido disputado, competido que termina como las peores guerras, con un 39 fatídico y una derrota de las que duelen por morir en la orilla.
Fuera tristeza, llega la pausa de los partidos internacionales y el Rayo Vallecano está en puestos europeos.
¿Quién nos lo iba a decir?