El fútbol es un deporte aparte. Mientras que los demás evolucionan en general de un modo positivo, el balompié, tras unos dorados noventa en los que la tecnología televisiva comenzó a proteger al espectáculo y castigar la dureza parece en terreno de nadie.
Poco antes de la caja tonta salió un programa en el que unos saltimbanquis con camisetas de colores y números altos metían canastas de todas las maneras posibles. En su cabecera se oía a George Michael, descanse en paz y su guitarra y ,muchos soñamos jugar de verde o amarillo. Eso era tener fe, la certeza de un gran espectáculo.
Quienes bajaron la Albufera a las cuatro de la tarde,la subieron, tiraron dirección Moratalaz o Entrevías salieron con pocas certezas del Estadio de Vallecas.
La primera que el Rayo Vallecano, huésped del Sevilla obtuvo un punto que a estas horas de la película puede ser un tesoro.
La segunda que el verde de Vallecas podría ser de cualquier color porque césped, lo que es césped no parece.
La tercera que en una pachanga nunca te pondrías de portero si supieras que en el otro equipo está Bebé.
La cuarta y última que Iraola tuvo una bendita duda sobre la portería y ahora tiene un marrón.
A partir de ahí todo son dudas. Demasiado pensar dicen unos, excesiva existencia se quejan otros.
En el terreno de juego de la cuesta de Payaso Fofó pasó de todo y aunque pudo ser peor (y mejor) la sensación es que mientras en los bancos y en la cancha hay gente dirigiendo, creando o destruyendo al volante del silbato no hay nadie.
Al ratillo de empezar la contienda, Rafa Mir, en terminología de obrador de panadería tallo rustico quiso controlar un balón y pareció que lo hacía con la mano. No había dudas pero tampoco hubo pruebas y por ello resultó raro que la dejación de funciones del trencilla en manos de un videoarbitraje de lentes sucias en el partido del segundo clasificado anulase el gol.
Dimitrievski recordó entonces poner “No me gusta ” en el tutorial de YouTube que aconsejaba para mayor adherencia de los guantes echarles Fairy antes de salir al campo y de la rabia soltó un patadón al balón hacia adelante. Éste terminó con Gudelj lamentando haber visto el mismo video que Dimitrievski, pero con Mistol en los tacos de las botas y Sergi Guardiola, tipo sin suerte tirando una vaselina a la que le sobraron los centímetros que siempre usa para superar a sus zagueros y pegó en el larguero.
Zapando, que no zapeando llegó el descanso entre falta y falta, con unos pocos remates de cabeza fuera rayistas y mucha brega y castigo al “tapete”.
En él el 10 del Rayo tomó su batido con espinacas,y recién iniciada la segunda parte se zafó cual Popeye de Bruto y mandó a Bono a ver tutoriales de YouTube sobre cómo mejorar la adherencia y reactividad de sus guantes.
En el cole ese gol no hubiese valido por ser “a trallón” y si el VAR hubiese jugado a ser Dios tampoco ya que Thiago en el ardor de la acción pisó a Augustinsson,cuya estatura y porte son casi más largos que su apellido,todo esto después de haber visto mil repeticiones a cámara superlenta,todo hay que decirlo.
Por suerte para el Rayo y caprichos del destino el gol subió al marcador y para desgracia el Sevilla una marcha.
La franja bajó el bloque hasta que Comesaña decidió en variante patentada del giro sobre sí mismo de Xavi Hernández embolicarse con la pelota, perderla en dudosas circunstancias y terminar lamentando el pase tocadito de Tecatito y la acción contorsionista de Delaney, que un día parece un leñador canadiense y otro un trapecista del circo Price para desgracia de Fran García.
Una mirada al VAR hubiese anulado el empate pero el resultado del partido en jugadas dudosas era un 2-0 a favor de los locales y no era plan de “aumentar la desigualdad” por lo que el 1-1 subió al marcador.
En la mente de Munuera iban 2-1 por lo que cuando Carmona arrolló a Fran y Mir pateó a Catena el árbitro, loco de contento señaló el punto de penalti.
El el VAR le recordaron las exiguas condiciones de salida del templo vallecano y el colegiado, obligado a mirar anuló su decisión.
A punto de llegar al final del choque el juez del choque,compungido por el 3-1 en decisiones comprometidas recibió cerca del túnel del vestuario un ultrasonido procedente del pinganillo . Le avisaron de un penalti de Carmona,joven incauto a Suárez,veterano de mil batallas.
Munuera,consciente de su poder puso dedo en la oreja, corazón en un puño a los contendientes y señaló el final.
Empate final que al Sevilla de poco le sirve y al Rayo le viene bien para seguir “Cerca de las Estrellas” .
Los de Iraola,tras seguir de tres en tres hasta llegar al 31 de Reggie Miller ha llegado al fin al mágico 32 de Johnson.
Veremos si la franja llega pronto al 33 de Larry o Kareem,tiene que pasar por el 34 de Olajuwon o Barkley, salta al 35 de Reggie Lewis (dep) derrotando al Atleti con fuego en el cuerpo (Que la tierra te sea leve,William Hurt) .
Llegó a soñar con el 77 de Doncic, pero el Rayo se acerca,pasito a pasito al 41 de Nowitski.
Tengamos fe.