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Albacete – Rayo Vallecano: The long and winding road

“Déjalo estar, Marcos” , me dijeron en casa con el pitido final.

Let it be! , cómo no se me había ocurrido antes.

Hace más de cincuenta años veía la luz esa joya de la música de The Beatles, ideal para los que piensan que cualquier tiempo pasado, al menos en ese campo, fue mejor.

El caso es que con el paso de los años todo evoluciona y mejora menos la salud del planeta, la música y el Rayo.

Hasta los viajes en carretera. Aquellos viajes a la playa se hacían eternos, pasando un terrible calor, aspirando el tabaco del cigarro del padre conductor hasta que buscábamos escusas para salir de allí. Mi madre no podía creer que tuviéramos todo el rato ganas de comer, beber, ir al baño en un bucle que los amantes de David Lynch llamarían “Cinta de Moebio”.

Ahora los viajes son con aire acondicionado y de una duración mucho menor, pero determinados destinos se me hacen bola.

Al Rayo le pasó hoy como a mí cuando paso de viaje por Albacete. Me hago un lío en la A31 y hasta pasado un buen rato no sé si voy para Alicante o para Murcia. La franja este año terminará algún día llegando a Cartagena, pero hoy día la pusieron mirando para Cuenca.

Recorres kilómetros y kilómetros y todo es monótono. La carretera está llena de camiones, lentos y pesados pero a los que es complicado adelantar. Llega una cuesta y al Ibiza antiguo que es el Rayo le falta potencia para llegar hasta arriba.

Tras cientos de desvíos , todos iguales, te confías, te despistas, pierdes uno de ellos y rozas el quitamiedos. Es la historia del 1-0 en el Carlos Belmonte. Un córner, una peinada, una marca perdida y un gol.

Recuperado el ánimo del susto vuelves a las andadas, te vuelves a relajar y esta vez sí te estrellas, porque la peinada, la marca perdida y el 2-0 parecen hacer presagiar no una tarde lluviosa sino una tormenta.

El día no era perfecto, pero de la nada ha aparecido una tormenta de granizo que te ha dejado el tejado y el capó del coche como un paraje lunar. Paras en medio de la carretera ,no ves como salir de aquello, los niños lloran y temes que no escampe, los pedruscos rompan los cristales y aquello vaya a peor .

La diferencia entre un viaje y un partido de fútbol es que en este último puedes arriesgar y ganar. Iraola lo intentó con Álvaro, Andrés, Ulloa, Advíncula y Trejo, convencido de que en caso de defender como hoy lo mejor para empatar es un buen ataque. Con Isi se puede lograr. Puede estar apagado o fuera de cobertura toda la tarde pero cuando se le encienden las luces pueden hacerlo todas a la vez. Hoy estuvo intermitente y a veces incluso con la marcha atrás, pero luego puso las de posición y cruce para locura de sus defensas y los antiniebla para recortar en el marcador (2-1) y dar la esperanza de un final feliz que no llegó, a pesar de que el “Ciclón” Ulloa nos insufló ánimos con un par de chubascos de los suyos, con la cabeza y localmente fuertes.

Este viaje tiene pinta de ser largo y tortuoso, pero toca “Get Back” y recuperarse. Lo dice la última canción de ese disco de Los Beatles y el calendario de la liga con partido ante el Fuenla el jueves.

P.D.:He mezclado al cuarteto de Liverpool y a Tebas en la misma frase. Será por lo de la Caverna. Espero que usted, amable lector, no me lo tenga en cuenta.

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