“La Copa mola”, reza el eslogan. Porque ‘la Copa es dura de pelar’ quedaba demasiado recto. Fortuna vallecana que su Rayo sabe torear a la muerte con más arte que un pintor. A partido único todo es posible y el humilde Bergantiños, de Segunda RFEF, tuvo serias opciones, hasta que Ciss le volcó un jarro de agua fría en la nuca. Ahí quedó herida de muerte la ilusión de un equipo valeroso cuyo único error fue toparse con Luca Zidane, brillante de cabo a rabo. Lo paró casi todo, demostrando que si a Dimitrievski le diese por tomarse unas vacaciones, seguiría habiendo portero de calidad. La Unidad B de Iraola también cumplió y la Franja estará en el bombo de dieciseisavos; con los colosos. Donde el año pasado la lotería le deparó con el Elche, Filomena y… En fin, una caterva de acontecimientos.
Menos rocambolesca, al menos, fue la visita a As Eiroas, donde Iraola apostó por un equipo tan suplente como revolucionario: ni un jugador del once titular. Sin Kevin Rodrigues, pregonero del casi harakiri en Guijuelo, tuvo su oportunidad el joven Iker Recio: serias maneras para quedarse en el primer equipo la próxima temporada. Le falta madurez y minutos, dos ingredientes que sólo dan la confianza y el tiempo; si recibe ambos, la perla podrá brillar. También tuvieron su chance actores de reparto como Maras, Pozo, Andrés Martín o Bebé. Capitaneando el Santa Inés anduvo Mario Suárez, autor del primer zarpazo.
Un gol de plata que hizo acto de presencia rozando el descanso: Unai López puso un córner al segundo palo y el de Alcobendas, con un testarazo picado, fusiló a Brais. Fue un golpe sobre la mesa en un partido manejado durante un tramo muy largo por el Bergantiños; tanto, que los gallegos gozaron de dos ocasiones tan claras como el agua; ambas canceladas por la bota derecha y los guantes de Luca. Por el Rayo, Pozo no llegó a embocar un centro y Bebé, haciendo acopio del poderío que desprende su francotirador, no acertó desde 35 metros. Chut marca de la casa; fallo algo rutinario. No todos los días pueden ser viernes. La Franja, sin ser especialmente superior, se fue ganando al descanso.
Y la pausa le sentó como un tiro en el pie, porque volvió más débil que nunca. El Berga, consciente de se le abría una última oportunidad de engancharse al tren, lo intentó con la misma mala suerte. Luca Zidane tenía claro que esa noche no iba a encajar, e hizo todo lo que pudo para intentarlo, volviendo a regalar un recital de paradas para driblar al vendaval. Iraola dio entrada a Fran García y Comesaña, buscando estabilizar las pulsaciones de un partido loco. Su fórmula dio resultado, propiciando la sentencia con el sello de Ciss. Andrés Martín rompió a la defensa con un balón entre líneas, Pozo sirvió un pase de la muerte y Pathé, disfrazado de Falcao, fusiló en el área pequeña. Festejaron los jugadores chocando sus manos con los casi 50 rayistas que viajaron hasta As Eiroas.
Quedó un último cuarto de hora de suspense, pues Jorge Cano hizo el 1-2 disparando con el interior desde la medialuna del área. El Bergantiños llenó su depósito de fe y apretó en la búsqueda del empate; un arreón que murió en la orilla. Fue más ímpetu que eficacia, porque las ocasiones más claras siguieron siendo del Rayo, alérgico a colgarse del larguero. Iraola pidió a sus soldados que dominasen con el balón, buscasen el 1-3, siguiesen siendo el Rayo sin importar las circunstancias. Y eso hizo el equipo, obedecer al líder, al que les ha llevado a Primera y que de eliminatorias coperas, por lo que sea, sabe una enciclopedia. Hubo taquicardias, no tragedia. Pues Sergio Moreno, en sus primeros minutos oficiales de toda la temporada, sentenció a portería vacía. Celebración enrabietada en un año amargo. De querer y no poder. La vida le guiñó un ojo en Galicia.
Punto y final. El billete costó sudor, porque todo en esta vida tiene un precio, pero se pagó y habrá más Copa en Vallecas. El sorteo de dieciseisavos, el viernes 17 de diciembre (12:00 horas). Que siga la magia; que siga el sueño.