¡Qué mal rato!
Me he tirado dos horas machacando el mando de la tele. Veía a los tertulianos, pagados de si mismos y por los partidos para que suelten sandeces y me irritaba. Cambiaba de canal y veía a los jugadores del Cádiz, al borde del bostezo hasta asestar su golpe de gracia ,como hicieron cerca del descanso a este Rayo Vallecano desdibujado por momentos,talentoso por chispazos pero sin alma ni espíritu, traicionando ,sobre todo,a su gente.
No supe qué hacer. Porque ni en política ni en fútbol nadie asume errores. Pensaba que no podía ser peor, pero sí.
Nos hablaron tanto de populismo que creen engañarnos con el tikitaka insulso de la franja. No me extraña. Los del aguilucho “new age”salen a un balcón y cantan,como si fuera una grada cualquiera o un circo romano “a por ellos,oe”. Y les votan más de tres millones de personas.
Pero el Rayo está en segunda, y su cúpula está… en el balcón. No hay ambición, no hay pelea… solo están los codos de Ulloa que quiere batir el récord tarjetero de Ramos.
Los políticos y este Rayo me tienen harto. Vosotros sufrís a ambos pero yo tengo que contarlo. Encima. Suerte que no son malos chicos, de vez en cuando se desperezan, le ponen algo de interés y empatan como lo hizo hoy Trejo con ayuda de un defensa tras perdonar el Cádiz la sentencia por puro aburrimiento. Luego vuelve la desidia y dos corners estuvieron a punto de costar caro.
El Rayo se parece tanto a la política y sus miembros que hablar de bloqueo será tan evidente como digno de Perogrullo.
Con hastío termino de hablar del empate inútil de hoy deseando que haya por fín un gobierno digno,en España y en el Rayo.