Es difícil encontrar futbolistas tan humanos como Fran García (Bolaños de Calatrava, 22 años). Un dechado de modestia y sensatez. De normalidad en un mundo de tantos lujos y soberbias. Lean y juzguen. “La vida del futbolista hay que saber gestionarla. Yo he mantenido mis estudios y todas mis amistades”, reconoce en una charla, sin filtros ni tabúes, con Unión Rayo. Una conversación que empezó con fútbol, dio un garbeo por la vida y acabó, de nuevo, en fútbol.
Con la herida del Villamarín aún cicatrizando, explica el dolor que le sigue generando intentar pensar si pudo hacer algo más en el gol de Borja Iglesias: “He visto la jugada unas 20 veces. […] Son milésimas de segundos, pensaba que no estaba detrás, qué impotencia”. Pese a que el sueño de La Cartuja muriese a orillas del paraíso, quiere mandar un mensaje de optimismo de cara a los 12 partidos que quedan. De tranquilidad. Y además, agradecer el apoyo de la afición y de quiénes le ayudaron a crecer, como Alberto García o Velázquez.
#EntrevistaUR con Fran García
Hablemos de la Copa. Ha sido un sueño muy real…
Y tanto, era un objetivo muy real, lo teníamos ahí. Competimos contra un equipazo como el Betis, con jugadores de talla mundial. En Vallecas perdimos por dos latigazos y nos tocó ir allí… Con un partido que tenía muchas semejanzas a Montilivi. Teníamos la ilusión de hacer historia y nos faltó suerte.
¿Qué sentiste con el gol de Bebé?
No es la primera vez que lo he vivido con Pai. Me acuerdo, por ejemplo, un partido el año pasado contra el Zaragoza que metió una muy parecida, incluso desde más lejos. Tuve un pálpito de ‘creo que la mete…’. Como que te lo dice el subconsciente. Y cuando entró, no te puedo ni explicar lo que se te pasa por la cabeza.
“¿El gol de Bebé? Tuve un pálpito de ‘creo que la mete'”
¿Y cómo recuerdas el de Borja Iglesias?
Yo iba siguiendo la carrera del Panda, que iba por fuera. Mi intuición fue de frenarme, porque el pase de Canales iba hacia atrás, hacia Fekir. Pero justo tocó en Catena y el balón fue al único sitio donde tenía que corregir la carrera y la velocidad. Era el minuto 91 y de repente ves el balón casi pegado al palo. Fue un ‘no puede ser que esto nos esté pasando ahora’. Todo pasó muy rápido, yo pensaba que Borja Iglesias se había parado y en el momento que despejé… Me acompañó en el movimiento. He visto la jugada 20 veces, pensando qué podría haber hecho, si meter más la pierna, si… No sé, se te pasan mil cosas por la cabeza.
Hay mucha gente que piensa “por qué no despejaría con la diestra hacia el otro lado”…
Porque tenía la sensación de que Borja Iglesias no estaba detrás. Yo con mi despeje lo que quería era sacar el balón del ángulo de la portería. Llegué muy forzado, corrigiendo mi carrera y dando un paso hacia atrás. Era imposible reaccionar de otra manera en esas milésimas de segundo. Minuto 91. Para nada me esperaba ese balón. Se dieron una serie de circunstancias que… Vaya rabia e impotencia. Pero el fútbol también es esto y da muchas revanchas. La tendremos.
“He visto el gol de Borja Iglesias unas 20 veces, pensando en qué podría haber hecho. Despejé hacia detrás porque pensaba que ya no estaba. […] Vaya rabia e impotencia”
¿Cómo se quedó el vestuario?
Había una sensación de ‘lo hemos tenido y se nos ha escapado’ enorme. Además, de una forma muy cruel. Si hubiese sido por una genialidad, como el caño de William Carvalho, todavía dices bueno, no he podido hacer nada. Pero caer eliminados como caímos te rompe por dentro. Piensas que no te puede pasar a ti. Pero te lo digo de corazón, creo que el trabajo estuvo muy bien hecho. Plantamos cara a uno de los mejores rivales que hay ahora mismo en Primera. Con las horas lo asimilas, asumes que ya no puedes hacer nada y empiezas a enfocarte en la salvación. En levantar cabeza en Liga.
Pero en Cádiz seguíais tocados a nivel mental…
Sí, con mucho cansancio psicológico. Sabíamos que tocaba cambiar el chip, pero el esfuerzo había sido muy grande. El Cádiz hizo su partido, meternos atrás e intentar incomodarnos, pero no había pasado mucho tiempo del otro partido. El ‘trauma’ seguía muy reciente y nos pasó factura, sí.
“En Cádiz el ‘trauma’ seguía muy reciente y nos pasó factura”
¿Esa eliminación en el Villamarín es el momento más duro, deportivamente hablando, de tu carrera?
Puede ser, sobre todo por la ilusión que se generó. Luego he tenido otras situaciones muy duras en mi vida, como lesiones. Pero a nivel emocional, sí puede ser.
¿Cómo está el vestuario ahora?
Con ganas, con ambición. Sabemos que estamos atravesando una racha malísima, pero hay ilusión por recuperar nuestro juego. Por sellar de una vez la permanencia y jugar sin temor. El equipo está bien, enchufado, entrenando duro. Al final esta situación no es muy diferente a una que vivimos el año pasado, entre enero y febrero, y mira cómo terminamos. El Rayo es una piña y la gente nos transmite diariamente que, pese a todo, está a nuestro lado.
“El Rayo es una piña y la gente nos transmite diariamente que, pese a todo, está a nuestro lado”
Habían pasado sólo unos minutos de la eliminación copera y ya había mucha gente que, pese al dolor, usaba la palabra ‘orgullo’. ¿Os llegó esa abrumadora respuesta del rayismo?
Sí. Yo, de hecho, quise escribir en redes sociales para agradecerlo. Sentirte arropado en un momento tan doloroso es importante; saber que la gente está ahí, te sigue apoyando, nunca va a mirar a otro lado cuando las cosas se pongan difíciles. Eso dice mucho de esta afición.
Es que Vallecas no es resultadista, siempre reconoce cuando se ha dado todo…
Y el fútbol es un deporte muy injusto. Hay días en los que juegas muy bien y pierdes. Por eso es importante el trabajo, vaciarse pese a que no salgan las cosas, porque así nadie te podrá reprochar ‘oye, tú no has corrido’. La entrega es algo que no se debate en este vestuario. Todos y cada uno de los que estamos en la plantilla tenemos una entrega del 200%. Y creo que es algo que se ve, cómo que somos una familia y vamos a una. Nadie hace la guerra por su cuenta. Me parece algo muy bonito y que representa a esta Franja: en las buenas y en las malas, todos unidos. Afición, cuerpo técnico, empleados del día a día… Todos vamos a una.
En esos mensajes de Twitter hablaste del Rayo como una “gran familia”. ¿En qué se ha convertido este club para ti?
Mira, yo llegué probablemente del mejor club del mundo, donde vivía en una burbuja. Allí yo era de los mayores y cuando llegué aquí, era el hermano pequeño. Incluso, el hijo. Pues no te imaginas cómo se me acogió. Cómo se me enseñó. Al final a mis compañeros de equipo los veo, y hasta aguanto, más que a mi propia familia. Paso más horas aquí que en casa. Así que ya no es una cuestión de ser un grupo. Es una familia. Gente como Alvarito, Dimi, Mario (Suárez), Choco… Son personas a las que de verdad veo más que a mi familia. Y ya son como hermanos mayores, gente que sabes que te cuida. Y te lo demuestra. Llegar a un club nuevo y sentirte tan bien desde el primer día, como me ha pasado a mí, es algo que me recuerda a la sensación de hogar. Todas estas personas, cuando yo he tenido problemas, como el año pasado con la rodilla o la luxación de hombro a dos días del Mallorca, han estado para ayudarme de manera desinteresada.
¿Quién fue el que más te ayudó en esos primeros días?
Velázquez, por ejemplo. Yo hacía con él mucho gimnasio antes y después de los entrenamientos; tirábamos el uno del otro. También Alberto García… Bueno, Alberto fue un apoyo muy importante desde el primer día, me dio la tranquilidad de que yo no tenía que hacer nada diferente de lo que venía haciendo. Que venga el capitán y te diga ‘yo ya sé lo que eres capaz de hacer, simplemente adáptate y estáte como en casa’, pues imagínate. Hablé con él hace un par de días y me decía “yo ya estoy fuera”. Joe, pues para mí, por cómo me has tratado, ayudado, para mí no eres una persona que se haya ido, para mí sigues aquí. Mis últimos minutos el año pasado sobre un césped fueron jugando con Ander (hijo de Alberto) después de lo de Girona. Si el recuerdo y la huella de una persona se mantienen, esa persona no se ha ido. También Mario Suárez, Isi, contra el que jugué en la Ponferradina, Mario Hernández, Sergio Moreno, contra el que había jugado en categorías inferiores. Yo conocía a gente, pero la dinámica era muy diferente y sentirme tan arropado me vino muy bien. Tanto, que al poco tiempo ya estaba como en casa.
“Por cómo me trató, cómo me ayudó, para mí Alberto García no se ha ido. Si una huella se mantiene, esa persona no se ha marchado”
¿Qué consejo le darías a esos jugadores de filial que les puede llegar el momento de salir a un primer equipo?
Que no pierdan la humildad. Los pies, siempre en el suelo. En el fútbol un día estás arriba y al siguiente, abajo. Tienes una vida que mucha gente desearía, mucho dinero, tiempo libre… Al final la gente joven, cuando se ve en esa situación, tiende a dejar los estudios e irse a lo fácil. Y te acabas metiendo en problemas. La vida del futbolista hay que saber gestionarla, porque si no, puede llegar a perjudicarte más que beneficiarte. Yo he mantenido mis estudios y tengo la vida más normal del mundo. No soy más que nadie por jugar al fútbol. He conservado todas mis amistades y mantenido mis hábitos. Pero claro, al final todo esto va en la persona, en cómo es cada uno.
“La vida del futbolista hay que saber gestionarla. Yo no soy más que nadie por jugar al fútbol y he conservado todas mis amistades”
¿Cuánto importante es el entorno para tener los pies en el suelo?
Lo que más. Yo tengo la misma prioridad que cualquier persona que me pueda cruzar por la calle. Soy un afortunado por jugar al fútbol y eso no me hace superior a nadie. Tengo la oportunidad de hacer lo que me gusta, vivir la vida que quería desde pequeño. Y te digo una cosa, esto es, incluso, un motivo más para respetar a las otras personas. Porque hay mucha gente que se gana la vida con cosas que no son de sus gustos y, carai, está bien ser un poco empático a la hora de tratar con ellos. “Joe, un jugador joven que gana mucho dinero, puede comprarse coches, comer fuera, hacer lo que quiera…”, se dice. Y el entorno es lo que te hace tener los pies en el suelo, valorar lo que tienes y que lo aproveches. Porque llega un momento en la vida en la que todo termina. Una persona trabaja durante 55-60 años; un futbolista, con nómina, está 10-15 años. O lo gestionas bien, o pasa como ha pasado en muchas situaciones, que terminas mal, te metes en jaleos… Y todo por no haber sabido cuidar lo que tenías. Eso es perjudicial no sólo para ti, sino también para tu entorno, que sufre cuando sufres. Yo sé que mi círculo va a estar siempre ahí, porque me lo ha demostrado. Rodearte de gente buena, que realmente te quiere por lo que eres, no por lo que puedes llegar a tener, es lo más importante.
“Una persona trabaja durante 55-60 años; un futbolista, con nómina, está 10-15 años. O lo gestionas bien, o terminas mal…”
Encontrar estos discursos, en un futbolista, es atípico. ¿Tú crees que falta humildad en el mundo del fútbol?
Y en la sociedad en general. A mí no me gusta el camino que llevamos, veo que faltan valores esenciales. Hace unos días iba con un amigo por la calle, una persona se cayó al suelo y muy pocos se pararon a ayudarla. Siquiera a preguntarla si estaba bien. No sé, yo entiendo que la vida en Madrid es muy rápida, yo mismo algunas veces no me entero cuando ha pasado algo, pero me chocó vivirlo. El ser humilde, saber que nadie es más que nadie por lo que pueda tener, son valores que estamos perdiendo, como la empatía. También el respeto. Cuando era pequeño se le tenía un respeto a un adulto por el mero hecho de serlo. Cuando fui chaval vivía en una residencia y a los juveniles se les respetaba, era la norma, a la gente mayor se la respeta. Pues hoy en día ese respeto parece que ya no se guarda, en apenas dos años ha cambiado todo mucho. Me da pena. Qué rabia que la gente buena tenga que ser mala sólo por no pasarlo mal.
Siempre he pensado que, en el fondo, hay más gente ‘buena’ que ‘mala’, pero esta hace más ruido y tendemos a prestarla más atención…
Al mundo hoy en día lo mueven las situaciones malas, porque damos más bombo a lo malo que a lo bueno. Es que estamos acostumbrados a sacar lo malo de todo. Lo bueno es como… ¡Bah, es bueno, sin más! Y no le damos la importancia que realmente tiene. Si ha habido un 98% bueno y un 2% malo en algo, siempre se va a recalcar ese 2%.
No sé como ponernos a hablar de fútbol después de esto, pero voy a intentarlo.
(Ríe) Vamos.
¿Qué análisis haces de tu temporada?
Al principio me costó adaptarme al cambio de categoría. Porque, piensa, que yo en año y medio he pasado de jugar en Segunda B a jugar en Primera. Llegué el verano de 2020 tras estar seis meses parado por la pandemia y coger ritmo fue complicado. Pues de ahí, en año y medio, a jugar con gente que estaba viendo por televisión. Con trabajo y apoyo he conseguido ser la persona y el jugador que soy a día de hoy.
“En año y medio he pasado de jugar en Segunda B a jugar en Primera”
Eres el segundo jugador de la plantilla con más minutos (2.535′), sólo por detrás de Balliu (2.636′). A poco que se despiste, le pillas.
Ahí es donde se ve la importancia que tanto él como yo, por suerte, estamos teniendo esta temporada. Somos jugadores que podemos ayudar mucho tanto en ataque como en defensa. Ojalá cogerle, pero sin desearle el mal. Eso por supuesto. Iván es un jugador que está demostrando semana tras semana que se lo curra y se lo gana. Encantado de poder compartir con él pulsos como estos.
En el partido de ida contra el Betis parecías descartado. Y de repente… ¡Titular! ¿Otra recuperación milagrosa de Fran García?
Llevaba con molestias desde el partido del Wanda Metropolitano. Jugando Liga, Copa, Liga, Copa… Arrastrando dolores hasta que el día del Athletic, en casa, enganché un balón en la frontal y noté un latigazo en el aductor. Ahí ya sabía que tenía que parar sí o sí, porque había estado jugando roto, palante, pero tocó parar por fuerza mayor. En esa situación yo pensé: “Ahora viene el partido de Copa y luego, unos muy complicados en Liga; hay que estar disponible”. Y me puse a trabajar durísimo. Porque cuando a una persona le importa una situación, tiene que poner de sí mismo. Fue un capítulo más de ‘la locura de mis lesiones’, de las que salgo en tiempos que nadie espera. Al final es puro sacrificio. Ojo, es importante tener cabeza también, algo que a mí me cuesta, pero por suerte llegué.
Llevas tres goles con la Franja, los tres vía zurriagazo lejano. ¿Iraola no te dice que le pegues más?
¡Sí, sí! ¡Y los compañeros! Me dicen que le pegue sin miedo, que lo intente. Estos meses, quizá mermado por esas molestias en el aductor que te acabo de mencionar, lo he hecho menos, pero ya estoy al 100%, así que me toca empezar a hacer más caso (ríe).
El equipo sólo ha metido dos goles en Liga en todo el 2022. Y han sido de dos laterales (Balliu y él). ¿Qué está pasando?
Que antes metíamos hasta sin mirar y ahora, no entra. Me parece casi de Ley de Murphy. Pero hay que darle normalidad. Las ocasiones y el juego están ahí; generar, generamos. Es una dinámica negativa que se ha creado, pero vamos a sacarlo adelante, no tengo ninguna duda.
Es que el equipo aún no ha ganado en Liga en todo el año. Llega un punto que parece una maldición…
Es un cúmulo de muchas cosas. Por un lado la fatiga, tener la Copa siendo un sueño tan real. La temporada pasada, el caer en Copa, hicimos un click y creo que este año va a ser igual. También destacaría el factor suerte, porque lo estamos teniendo muy en contra…
Isi nos dijo “es posible que en algún momento nos hayamos creído algo que no somos”. ¿Estás de acuerdo?
Sí, porque los halagos debilitan a una persona. Cuando te aplauden mucho, te lo crees y dejas de hacer cosas que antes hacías bien. Pero, sinceramente, ni antes éramos los mejores, ni ahora los peores. Todo son dinámicas, momentos. Lo importante en este sentido es tener los pies en el suelo para no perder la perspectiva. En la vida a veces las cosas se ponen en contra y ahí es donde entra la actitud, el ‘vale, pero yo estoy aquí y lo voy a sacar’.
“Los halagos debilitan a una persona. Cuando te aplauden mucho, te lo crees y dejas de hacer cosas que antes hacías bien”
Hablabas de la fortuna. Al Espanyol, por ejemplo, le ganasteis 1-0 sin tirar a puerta…
Efectivamente, ejemplo de dinámicas. Hay veces que el viento sopla a favor y todo sale. Pues ahora estamos en lo contrario…
Hablemos del Real Madrid. Siempre se te ha aplaudido mucho la transparencia y sinceridad con este tema. ¿Tu sueño sigue siendo volver?
Sí. Yo me considero una persona sincera y transparente, no sólo en lo deportivo, también en lo personal. Desde que llegué siempre he dicho que para mí sería un sueño volver, porque allí he vivido mucho y significa una barbaridad para mí. A día de hoy tengo el corazón partido en dos, porque el Rayo me ha dado la oportunidad de ser jugador profesional; soy futbolista gracias al Rayo y esto, como te he dicho antes, para mí es una familia. Yo nunca voy a esconder mi deseo de volver, siempre iré de cara.
“Soy futbolista profesional gracias al Rayo Vallecano”
Tú eres jugador del Rayo en propiedad, pero el 50% de tus derechos siguen siendo del Madrid. Tienes una cláusula de 10 millones, así que si te quisieran repescar, tendrían que pagar 5 millones. Esas son las cifras. ¿Ha habido algún contacto en estos meses de cara a verano?
No, no. Yo estoy concentrado en el día a día. Es lo que hablábamos, si me desconcentrase con otros asuntos, dejaría de hacer las cosas que estoy haciendo bien. Recalco lo de tener los pies en el suelo y seguir trabajando como hasta ahora. Sólo pienso en conseguir el objetivo de la permanencia con el Rayo.
Este domingo llega el Sevilla. ¿Cómo afronta el equipo este partido?
Con mucha ambición, ganas de decir ‘aquí estamos nosotros, no somos diferentes a los de septiembre’. Veo a todo el mundo enchufado, unido y eso es lo importante. Todos remamos en la misma dirección, intentando sacar adelante esta situación que se ha complicado.
No estarán ni Isi ni Álvaro García, por sanciones. ¿Te ves de extremo en un doble lateral? Ya jugaste ahí la temporada pasada, en Copa, contra el Barcelona… ¡Y marcaste!
¡Cómo si tengo que jugar de portero! Quiero dar lo mejor de mí, me pongan donde me pongan. Si sacas tu mejor versión, el beneficiado es el equipo.
Este sábado el entrenamiento será a puerta abierta. Y se espera a mucha gente. ¿Qué sentís cuando, después de no haber ganado ni un partido en todo el año, la gente lo que hace es movilizarse para animaros aún más?
Te demuestra que esta afición siempre está ahí, incluso cuando las situaciones no son favorables. Ver estas cosas te dan confianza y seguridad, porque no te sientes solo, sabes que siguen a tu lado. Ayuda ver que la gente está a muerte.
“La afición siempre está ahí, incluso cuando las situaciones no son favorables. Ayuda ver que la gente está a muerte”
¿Da respeto ver el descenso a 7 puntos?
Yo siempre le he tenido respeto al descenso, pero tenemos la sensación de que hemos hecho una primera vuelta increíble… ¿Por qué no vamos a poder hacer lo mismo con lo que queda? Al descenso se le tiene respeto, pero también hay ilusión.
Mándale un mensaje al rayismo.
Quiero transmitir tranquilidad. Quedan 12 partidos y el vestuario sigue siendo el mismo. La dinámica es otra, tal vez afectada por la Copa, por suerte o porque hemos dejado de hacer ‘algo’ en cierto momento, pero sabemos la exigencia de lo que queda. Quiero pedir tranquilidad, apoyo en el día a día. Vallecas, como siempre, dará ese plus de ser importante.