LA CONTRACRÓNICA
Mientras los demás presenciaban el partido al calor de la grada o el hogar no me quedó otra que convertir mi móvil en una tele y ver como el Rayo Vallecano accedía a semifinales de la Copa del Rey derrotando al Mallorca por un gol a cero.
Mi hijo más sufrido, el que tuvo que luchar por su salud y su autoestima no solo estrenó lugar de estudio este curso sino que su rendimiento académico es sobresaliente, pero no podía ser todo perfecto.
La única piedra que ha encontrado en su estelar curso ha sido, nada más y nada menos que la asignatura de su tutor en la que su nota ha estado mas cerca de la humillación que del aprobado.
Para dar solución al asunto sin mayor pérdida de tiempo el muchacho acude a clases particulares y en ese “ínterin” su amado padre pasó el tiempo de la clase, diabólicamente ubicada en pleno partido, viendo el partido en el coche.
Como si Luis Aragonés se nos hubiese cruzado en el camino, familia y aficionados de la franja estamos contentos pero no podemos presumir.
La fiesta que debió ser el partido copero se convirtió en una reprobación merecida de quién quiere tapar el sol, la luna y las estrellas a unos aficionados que pocas ves se han visto en éstas,en todos los sentidos.
Silbato inicial
La prohibición de acceso a Bukaneros encabronó a la grada y descolocó a todo el mundo y los jugadores lo acusaron. El control era local pero al Rayo le faltaba galopar y la ausencia de Fran García, hijo predilecto del caballo blanco se hizo notar.
El Duque de Rivas
Seguro que Carlos Sánchez Blas disfrutó al ver a Álvaro García que protagonizó “Don Álvaro o la fuerza del sino”.
Cuando García, también sevillano como el prota de la magna obra del duque pudo soltar las riendas de su caballo, se adentró en el área roja y negra, frenó, recortó y fue atropellado por el jugador con nombre más contradictorio del fútbol mundial, Franco Russo.
Para culminar la escena romántica el capitán, don Óscar Guido Trejo anotó la pena máxima con un disparo que a Sergio le fue demasiado Rico.
Fiebre en las gradas
Nick Hornby puso negro sobre blanco el sentir de una hincha cualquiera en tal título, lean.
Un aficionado necesita tener ídolos, o jugadores con quiénes identificarse y maneja una fidelidad a prueba de bomba
Los jugadores del Rayo también necesitaban del rugido de la grada.
Se notó tanto que el Rayo pareció ir perdiendo, subió dos marchas de golpe y sometió al Mallorca durante dos tercios de la segunda parte, trenzando su habitual juego con buena velocidad y muchas ganas hasta que la gasolina duró.
Hielo en las venas
La franja hizo cambios, tiró de oficio y congeló el partido todo lo que pudo, incluso Dimitrievski, recuperada la portería se permitió el lujo de controlar con el pie un tímido remate de Hoppie.
Palo final
Esta vez el palo final no fue una desgracia sino un tiro al poste de Nteka que pudo aliviar el sufrimiento.
Contento sin presumir
El Rayo está en semis y mi hijo entiende las clases.
Ojalá el Rayo hubiesen caído en mejores manos.
Que pase el siguiente.