A estas horas todos pensamos en coincidencias cósmicas para que el Rayo Vallecano se salve y qué queréis que os diga, por cómo iba la cosa, yo pensaba que algo iba a ocurrir tras lo acaecido en el Metropolitano y Zorrilla.
Me preparaba para ir a trabajar cuando empezaba el choque (verlo entero de madrugada con desazón y madrugar para escribir en estos casos debería ir bonificado) cuando pensé “¿Y si salimos de ésta? Voy a apurar un poco para ver como arranca el Rayo (también pensé que la contra hoy la leeréis tarde, pero de algo hay que comer), a ver si sacan algo”.
La semana había sido muy cósmica. Victoria ante un Valencia intratable, bautismo definitivo del Polideportivo del Pozo con el nombre de Wilfred Agbonavbare, guardián eterno de nuestra puerta, Black Panther de nuestra franja y primer visionado de un agujero negro.
Me quise quedar con lo bueno, pero mientras cogía la bolsa con mi comida en el borde del área franjirroja se daban conversaciones de ascensor . Hablaban del Valladolid, del pobre Nacho, del impetuoso Waldo, del desgraciado Plano… y en un momento…zas. Beñat la bota dos veces (normal cuando lanzas un tiro libre, chiste baloncestístico, que el Rayo también tuvo equipazo), la pone al segundo plano y Williams, vasco, negro, con nombre de alero tirador se aprovecha de un bloqueo, hace un reverso y tira para tres puntos. Mientras todos nos preguntábamos dónde estaba Amat tristemente lo descubrimos. Estaba como siempre lento y perfectamente colocado para estorbar a su portero, recibir el impacto de la pelota y despistar a Alberto en el primer Oscar (no plano, sino de la academia) para Iñaki por poner banda sonora a esta película. (1-0).
Me fui a trabajar pensado en el saco que le caería al Rayo. Me subo al coche , pongo la radio y el locutor grita en diferido, como esta contracrónica, penalti a favor del Athletic Club. Lo hace así porque Medrán carga a la desesperada y Raúl García, al que vimos arrastrarse con Osasuna en Vallecas en aquel inolvidable 6-0, y que supo que era de Bilbao tras ser entrenado por Diego Pablo Simeone, técnico del puente de Deusto, no se queja demasiado, el juego sigue y dos minutos después, cosas a pulir del VAR, coge el balón para lanzar.
Rulo dispara y Alberto García rechaza, los defensas se duermen para que haya final feliz pero el capitán rayista lo evita y el arquero, objeto de justificados prejuicios vuelve a ser nuestro orgullo, iniciando la reacción en San Mames.
Llego al trabajo animado por un Rayo mejorado, con otro ánimo y el fin de fiesta del primer tiempo, antes de comenzar mi jornada es inmejorable para salir del pozo. Cada uno hace lo que sabe hacer y ¡sorpresa, gol!. Pozo esconde la pelota y juega fácil, Medrán abre bien, Bebé mete el balón a la olla, RDT lo busca y Álex Moreno llega por sorpresa, tanto que mete gol con la derecha para cerrar con tablas el primer acto. (1-1).
Empiezo esperanzado la jornada laboral y cuando creo que ha terminado el partido echo un ojo al móvil que no ha parado de vibrar, echa humo, tanto que casi me hacer una quemadura en el muslo.
Veo con desazón que el olor a chamusquina no era infundado. Leo que han sido divisados más agujeros negros, en este caso en el Botxo. El primero en una salida prescindible en corto, una perdida absurda y el segundo Oscar para Williams (2-1). Quizá sería bueno algún protocolo de seguridad que impidiera arriesgar en los diez primeros minutos de cada tiempo. El segundo y mas que un orificio un pozo sin fondo el de Advíncula. Culpamos a Álex Moreno de sus carencias defensivas. Paco lo vio desde el principio y lo corrigió situando a Tito de lateral izquierdo y al 7 de interior pero, ¿qué hacer con un jugador avisado para que no use los brazos en exceso y que se dedica a hacer flamenco con ello como si fuera un palmero de un tablao flamenco? ¿Donde situar a un pelotero que te destroza un partido en dos minutos?. Pues eso.
El Rayo siguió intentándolo pero Raul García se vengó por donde mas duele, el palo corto, Alberto nos recordó porque Michel lo sentó (el centro polideportivo ahora llamado Wilfred antes se llamó Alberto García, pero ese es otro tema) y el Athletic pareció sentenciar (3-1) en un injusto castigo para nuestro portero y equipo.
Antes Mario nos ilusionó por un minuto pero ayer nuestra victoria estaba en fuera de juego y su gol fue anulado. Luego Embarba nos volvió a levantar el ánimo lanzando a De Tomás para el 3-2, pero el Athletic hizo su trabajo, evitó mas coincidencias cósmicas y el Rayo vuelve a casa orgulloso de su esfuerzo pero triste porque sus errores lo lastran y acercan al agujero negro del que algún jugador en concreto espero no vuelva a salir.
Otro día esta historia será más larga, pero toca coger fuerzas para escalar los Pirineos que nos vienen. Próxima parada, Huesca.