EDITORIAL
El Rayo Vallecano ascendió el pasado 20 de junio a Primera División. Un ascenso que para un equipo ‘normal’ sería un cambio y una reestructuración de cara a la nueva campaña. Lógicamente quien piense a estas alturas que esto ocurre en el Rayo, no es que esté ciego sino que es un ingenuo. Ya son muchos años así…
La frase que más se repite en los últimas semanas dentro del club es: “esto no es que siga igual, es que está peor”. La desesperación con cualquier persona, empresa, organismo o entidad que trabaja junto con el Rayo es bestial. Una ‘pelea’ constante. Nadie habla bien de la entidad pero nadie hace nada por arreglarlo. Ni el que manda, ni los que están al lado, ni los trabajadores (bastante aguantan) ni los organismos (RFEF, LaLiga, Comunidad de Madrid, Federación Madrileña, Juntas Municipales, Consejo Superior de Deportes, etc…) que miran para otro lado. Al Rayo se le consiente todo.
Las primeras que han dicho ‘BASTA’, tenían que ser ellas claro que sí, han sido las jugadoras e integrantes del Rayo Femenino. El conjunto franjirrojo, asesorado por AFE, ha dicho que no entrenan más. Su situación es irregular y corren un peligro laboral evidente si no se soluciona. Ellas son siempre, junto a la cantera, las más perjudicadas de todo el club: problemas para fichar, con apenas material, sin gimnasio y un largo etcétera que dificultan el trabajo del día a día.
La cantera está en condiciones parecidas. La imagen del Rayo B en la Copa RFFM este pasado domingo fue bochornosa e impropia de un equipo, no solo de Primera, sino de Tercera División. Pone en evidencia la lamentable insfraestructura del club. Más propia de Regional que de otra categoría. Un equipo con camisetas del año pasado, sin cuerpo técnico que dirigir el partido desde el banquillo y con juveniles para poder completar el equipo; algo que provocó que el Juvenil A tuviera que suspender su partido ante el Galapagar. Un ‘grave’ perjuicio para el equipo recién ascendido a Tercera. Jugadores que al igual que el Rayo Femenino han entrenado sin contrato pero que ya se da con normalidad.
El Rayo sigue siendo una gestión calamitosa y el ejemplo es el estadio de Vallecas. A falta de apenas 16 días se ha empezado a hacer las obras de mejora de LaLiga (cambiando césped entre otras cosas) mientras las obras en la Albufera no terminarán hasta noviembre tal como adelantó Unión Rayo. No hay nada garantizado. Ni abonos, ni campo, ni cuánta gente podrá entrar a los partidos… El mes de julio sin apenas avanzar y ahora ‘prisas’ para intentar llegar al inicio liguero. El Rayo – Granada está ‘en el aire’. Impropio de un club serio.
Solo preocupa ‘lo de siempre’. El primer equipo, los fichajes (el money)… el resto que aguante hasta que explote. Decenas de ‘revoluciones’ internas que finalmente no han saltado a lo público porque se han resuelto bajo amenaza que se iba a dar a conocer. Y así semana tras semana. Los trabajadores dando ‘oportunidades’ a un club que se porta mal con ellos y que les paga en ocasiones incluso tarde. Lo peor, que se ha convertido en algo rutinario y de costumbre (Y mejor no hablar del trato a canteranos como Joni, Morro o Manu Navarro, entre otros…). Pero mientras sí hay tiempo para reunirse con políticos de Emiratos Árabes para hacer negocio junto a la empresa Génova Internacional (quienes gestionan el Rayo C). Eso sí interesa claro. Donde se mueve el dinero todos quieren estar. Mientras, el Femenino, la cantera y los trabajadores ‘maltratados’ día a día.
No pedimos nada. Solo que se deje de mirar para otro lado. Toda España sabe perfectamente lo que se ha creado, el tipo de club y el ridículo de gestión. Agentes, entrenadores, jugadores, canteranos,… TODOS ya saben lo que hay. Es una pena. Pero este Rayo es de Primera, una ruina de Primera.