Por Jesús Ruiz (@jruiz8888) – Onda Madrid
Todos la hemos, con perdón, ‘cagado’ alguna vez. Todos, en algún momento, hemos sido jóvenes o novatos en algo y eso nos ha llevado a equivocarnos. Es algo natural, va unido a nuestra existencia, como también lo va a la de la cría de cualquier animal de los que salen en los documentales de la 2 o del National Geographic. Uno de esos en los que nos hace gracia ver como al animal recién nacido se le doblaban sus débiles patas y…¡Zas! ¡Golpetazo contra el suelo!
Martín Pascual a sus 20 años lleva dos expulsiones y dos penaltis en sus cinco partidos con el Rayo Vallecano. Es decir, sí, la ha cagado. Y alguno podrá pensar que al joven futbolista le ha podido la presión e incluso habrá quien crea que con este mal debut ha demostrado que no tiene nivel para jugar en Segunda División.
Bola de cristal no tenemos ninguno, pero hay tres hechos probados que pueden demostrarnos con el tiempo que lo de Martín sólo es un tropezón mezcla de la juventud, la inexperiencia y, posiblemente, un bloqueo mental que el jugador está sufriendo. Y que, no por ello, debemos asumir que todo este desastroso inicio va a truncar su futuro prometedor.
Lo primero son las cualidades que el madrileño ha demostrado hasta ahora, tanto en el juvenil como en el filial. Físico extraordinario, gran juego aéreo, buen pase en largo y una pierna zurda que le permite incluso salir desde atrás jugando el balón. Lo segundo confirmado es su carácter. Cualquier otro futbolista habría tirado la toalla con su primera expulsión, seguro con la segunda y, sin duda, tras el penalti en Fuenlabrada.
Pero él ha seguido saliendo al campo a intentar hacerlo lo mejor posible. Pese a ello, algo ha continuado fallando. Y aquí entra a jugar el tercer hecho que prueba que Martín va a poder remontar este momento: Paco Jémez. El entrenador rayista, tras el penalti ante el Alcorcón, confirmó que hay que ponerle freno a la situación. Él ha querido darle confianza al canterano, pero, visto lo visto, es momento de apartarlo.
Paco no va a hacerlo por castigo, sino porque sigue confiando totalmente en él. Y de igual manera que hacen el padre o la madre de la cría del animal que hemos visto tantas veces en la televisión, toca resguardarlo en la manada o dejarle en la madriguera para que, ante su debilidad, no se lo coma un depredador.
Es el ciclo de la vida que dirían en ‘El Rey León’. Es el ciclo de Martín y es el ciclo de todos aquellos que la hemos cagado alguna vez y nos hemos levantado de nuevo. Sólo queda que la afición del Rayo esté a su lado (que lo hará) cuando vuelva a enfundarse la franja roja y el chaval trote con más seguridad sobre el césped del Estadio de Vallecas.