LAS BONETADAS
Echaba en falta que alguien hablase claro. Y hace unos días las declaraciones de Luis Cembranos en Panenka volvieron a confirmar que lo que sienten los aficionados del Rayo Vallecano día a día es una realidad.
El club institucionalmente es un desastre y no se hace nada por remediarlo. Solo importa la pelota; el resto es más que secundario. En eso se lleva jugando años y el club no evoluciona. Clubes modestos crecen más en estructura que el equipo vallecano; que va perdiendo oportunidades de negocio año a año. Su valor nunca lo perderá ya que los fieles y los miles de seguidores no se marcharán. Pero sí se esfuman oportunidades para crecer.
El Rayo Vallecano a día 11 de julio no tiene abonos, no tiene camisetas, tiene una plantilla basada en la temporada pasada, apenas tiene fichajes,… y hasta hace unos días no tenía ni estadio. El club va sacando el día a día por prioridades y sin apenas planificación. En la parte institucional no sorprende. La gran mayoría de equipos de Segunda ya tienen los abonos. El Rayo, que terminó la Liga a principios de mayo, no los tiene ni ha anunciado cuándo se conocerán.
En la parte deportiva algo parecido. Con grandes profesionales al mando pero sin capacidad de decisión. No es normal que un club que ha descendido tenga más del 50% de la plantilla del año pasado. Misma equivocación que hace tres temporadas tras el golpe de Anoeta. Otro club habría fichado a cuatro o cinco jugadores nada más acabar la temporada sabiendo que necesita y conociendo que son el equipo que más dinero tiene para fichar de toda Segunda. Falta planificación y dejar trabajar a los que saben.
En definitiva, el aficionado del Rayo Vallecano volverá a empezar una temporada más sin apenas ilusión y viendo que su club sigue haciendo las cosas mal y tarde. Teniendo grandes capacidades que no se desarrollan y sin comunicación ninguna con su hinchada. Un club de miles posibilidades y con una afición única; pero gestionados por un pésimo dirigente. Pena de Rayo.