EDITORIAL
Hablar de 2021 es hacerlo de un año para el recuerdo. Es hacerlo de un año que pasará a la historia y quedará siempre recordado en la memoria de los aficionados rayistas como aquel año en el que a pesar de la pandemia, el rayismo estuvo unido. Ese año en el que se consiguió un ascenso a Primera y donde se está peleando por volver a entrar en Europa. En definitiva, es hablar uno de los mejores años de la historia del Rayo Vallecano.
Porque sí, los números están ahí, 25 victorias y 10 empates en 50 partidos. Aunque el camino hasta llegar hasta aquí no ha sido nada fácil. Jornada 39 de Liga en Segunda División y tras cuatro partidos sin ganar los de Iraola van en 7ª posición y un año más quedándose a las puertas de los playoff hubiera significado un nuevo fracaso para los franjirrojos, y una decepción para los aficionados. Hubiera sido un año más. Andoni Iraola estaba en la cuerda floja, pero todo cambió, el equipo ganó tres de los últimos cuatro partidos y se metió 6º en los playoff.
Allí fue el mejor equipo y en Girona, el 20 de junio de 2021, ya es una fecha marcada en oro para todos los aficionados rayistas, cambió la historia del Rayo Vallecano. Ese día, el equipo gracias a los goles de Álvaro García y de Óscar Trejo consiguió el octavo ascenso a Primera. Pero ese ascenso va más allá, ese ascenso significó el sueño de un equipo, de una afición, que a pesar de las dificultades, a pesar de la pandemia se unieron para conseguir lo imposible para volver a ilusionarse, para que por unos días el fútbol les sirviera de terapia, para que comenzara un sueño del que a día de hoy no se quieren despertar.
Ese día también fue el ascenso de una persona que nos ganó el corazón a todos. Vallecas no tiene ídolos, pero sí tiene a Alberto García, esa persona que desde el silencio, la sombra, y a pesar de estar dos años lesionado se convirtió en el capitán del Santa Inés, en el modelo y el ejemplo a seguir para el vestuario. El 25 de junio de 2021 se retiró el capitán, pero se mantendrá la leyenda.
Esta temporada en Primera el equipo ha mantenido la misma línea del curso pasado. Los fichajes, unidos al bloque del ascenso, le han dado al vestuario la confianza para seguir haciendo historia.
Hasta una leyenda como Falcao se ha sentido identificado con el barrio. El equipo ha conseguido ser el mejor local de Europa y la afición y los jugadores son uno. Se ha vencido al Barcelona, pero sobre todo, se ha competido en todos los campos, se ha peleado de tú a tú contra todos los equipos. Muchos años después el barrio de Vallecas ha vuelto a sentir esa adrenalina recorriendo su cuerpo, a disfrutar viendo jugar a su equipo y eso va más allá de los resultados.
El año acaba con el Rayo en Champions, en 4ª posición (a falta de lo que haga el Valencia el día 31). Se ha vivido un ascenso a Primera, la despedida de un capitán y el soñar con entrar en Europa. Me gustaría acabar este texto con una última frase, aquella que Alberto García dijo en su despedida: “Vallecas es un barrio en el que el Rayo es ese paso a ser diferente“. Porque Vallecas te atrapa y si algo nos caracteriza es que somos distintos, y este año pasará a la historia por recordarnos que el barrio y su gente somos diferentes. Porque Vallecas no solo lo forman aquellos que viven allí, sino que Vallecas somos todos aquellos que seguimos al Rayo y lo sentimos como nuestro.