Año a año, los seres humanos que no pierden la esperanza o el norte se plantean propósitos, se marcan objetivos para que el enero trágico que sucede al fin de las fiestas navideñas tenga algún sentido. Uno intenta retomar la lectura, aunque tanto estímulo y tan poco tiempo no facilitan la idea.
Puestos a la tarea, en mi mesilla descansa “Territorios improbables. Historias sobre lugares que (casi ) no sabías que existían” de Pedro Torrijos. No se me ocurre mejor título que ese para estas líneas. ¿Motivos? Sobran los motivos.
El Rayo Vallecano alcanzó los cuartos de final de la Copa del Rey por segunda vez en el siglo en la misma cancha que logró el ascenso a primera , Montilivi. ¿Les parece poco?
En el banquillo rival se sentaba el número uno del santoral rayista, Michel.
¿Protagonistas? Los menos esperados.
Luca Zidane tuvo una de esas tardes que un portero sueña. Sin culpar a nadie, los rivales le hacen volar de palo a palo, saltar y levantarse desde el suelo y para rematar, nunca mejor dicho, lanzarse al balón pateado desde el punto de penalti.
Sergi Guardiola no despertó gran ilusión a su llegada. Su temporada en Valladolid no fue demasiado brillante y su último highlight había sido un pase en profundidad para Luis Suarez, que marcó el gol de la liga del Atleti sellando el descenso del Pucela. Con Falcao como estrellón la cosa no pintaba bien, pero ayer cumplió a la perfección lo pedido por su jefe.
El arranque
En un minuto se pudieron adelantar los locales. Torrija visitante, pase en profundidad y gracias a la providencia, orsay.
Aerolíneas Zidane
El Girona aprieta pero no ahoga, disparo que rechaza Luca, rebota en la cabeza del rival, Zidane palmea y desde el suelo remata cual remata de voley hierba. Brutal.
La venganza de Isi
La cabeza de Isaac Palazón brilla tanto por fuera como por dentro y los zagueros rivales la tienen como objetivo favorito. Un día es una patada, otro un codazo… Isi cogió su fusil en plan “Un día de furia” y decidió romper el larguero con un zurdazo endiablado. En el monte de los olivos saben anclar maderos y el poste resistió.
El camarote de los Hermanos Marx
El área de Zidane, hiperdensa de población vio volar un balón que tras mil empujones, bloqueos y demás zarandajas llegó impoluto al punto de penalti donde Bernardo lo empujó a la red. Protestas. Amarillas .Gol del Girona. Sigan, sigan.
Vicios mortales
En el debate entre los defensores de antaño, contundentes y limitados y los de ahora, jugones con carita de ángel y escasa dureza, los boomers , quizá por nostalgia de barro, linimento y Reflex, preferimos los de antes, pero hay cosas “indefendibles”. Bernardo, goleador local y que no hubiere desentonado entre los Vitis, Sañudos, Gorriaranes de la vida tiene esa tendencia clásica de dejar siempre “recao”. En una acción innecesaria golpeó a Santi Comesaña y el rechace de la falta posterior llegó a Sergi Guardiola que, meritorio, voleó a la red. Empatazo al filo del descanso.
¡Ay!
Empieza la segunda, todo el mundo acomodándose, locales y visitantes soñando y de repente, zas. Balliu saca de banda al área, Bebé, prolonga y el balón va a Kebé, que claro no lo ve y la da blanda para Juan Carlos que solo puede patear a la desesperada ante un inmenso Guardiola. Sergi tapa y marca el gol de la victoria.
¡Sorpresa!
Tras unos minutos de bajón local y control rayista, Michel puso en liza a Stuani y ocurrió, de nuevo lo inesperado. Balón al área, leve toque de Catena al delantero de turno y claro, penalti, uno más en la cuenta del Rayo.
El gato volador
El empate parecía claro, Stuani anota penales como quien bebe agua pero Luca Zidane tenía otros planes. Se lanzó agil, despejando el balón e Isi, veloz como el viento completó la acción y evitó el peligro.
Happy end
Como en junio, el final fue una sucesión de intentos rojiblancos y aciertos franjirrojos hasta que Cordero señaló la madre del ídem y el Rayo se encontró en el territorio improbable de cuartos de final.
Hay décadas en las que no sucede nada, y hay semanas en las que suceden décadas (Vladimir Ilich Ulianov, Lenin).
Que se lo digan a los del Betis. Que se lo digan a Presa.
Gracias Pedro Torrijos, estoy disfrutando mucho la lectura.