Es cierto que un choque de liga un lunes de día da para poco.
Podría haber un partido “random” más de la franja.
Podría haber sido un digno homenaje a Óscar Guido Trejo, capitán del Rayo Vallecano que cumplía treinta y tres años.
Pero no…
Es probable que el presidente de La Liga lo colocase ahí para que la visita del Albacete de Roman Zozulya, hasta ayer la persona menos grata que se podía recibir en Vallecas, pasara desapercibida.
El máximo accionista lo entendió de otro modo y quiso hacer el partido visible a su manera.
Invitó al palco al líder nacional de la ultraderecha y a su lideresa regional, se hizo fotos con ellos y solo su ya conocida falta de creatividad le impidió presentar para el partido una edición especial de camisetas rayistas “yugo y flechas” .
Qué mejor lugar en Vallecas que el estercolero en el que se convirtió el campo, el que ha fomentado el presidente con su desidia y que ni las obras, que parecen las del Monasterio de El Escorial, parecen subsanar.
El caso es que se jugaba un partido de fútbol y el cumpleañero capitán quiso recordarlo casi con el pitido inicial.
El Chocota puso el balón y su compatriota, el montenegrino Saveljich (los montenegrinos son como los de Bilbao, nacen donde quieren) lo empujó con un testarazo a la red (1-0).
Los que bancan en rojo y blanco gritaron “Stefano” por segunda vez en menos de veinticuatro horas y prometieron felicidad eterna pero ésta, como sabemos ,es efímera .
El ladrillo visto que suele ser una primera parte en Vallecas mudó en drama con la lesión de Óscar Valentín. El todocampista tuvo que dejar su lugar a Mario Suárez y este no decepcionó.
Con tarjeta amarilla y dentro del área el de Alcobendas desentonó entonando “Els Segadors” y cometió un penalti tan claro como ridículo en un jugador de su experiencia provocando su roja y volcando el partido del lado visitante.
Empató el Alba con la ejecución del máximo castigo y Fuster adelantó a los visitantes (1-2). No hacía falta ser Aramis para ver que aquello se estaba poniendo feo, pero en ocasiones el fútbol, azaroso y caprichoso tiene su propia justicia.
Se habla de justicia poética pero en este caso fue social.
Salió al campo Zozulya, que perdió su puesto en el once por pedir demasiadas veces el balón con el brazo en alto extendido, siempre en fuera de juego y poco después Bebé, que inició su carrera jugando el mundial de los sin techo tras pasar parte de su niñez en un orfanato dio el empate a la franja con un derechazo cruzado, como una flecha justo en los albores del minuto 88, el preferido de Roman y su club de fans del palco de Vallecas.
El empate, mal menor mantiene a los de Iraola en el playoff, pero los rivales aprietan y no queda margen de error. Urge reacción.