
Lo siento, no aguanto más.
Para hacer crónicas o contracrónicas de fútbol lo más importante no es juntar un buen puñado de enrevesadas palabrejas sino disfrutar mientras lo haces. Es muy probable que desde hace un tiempo se note que no lo hago y desde aquí pido perdón por ello.
También lo es que llegue la siguiente fecha y vuelva a ver el partido y contarlo a mi manera si los amigos de Unión Rayo lo tienen a bien pero ahora mismo el cuerpo me pide un descanso.
Son demasiadas semanas narrando la mediocridad más absoluta, desde la de un técnico aburrido en su discurso de tópicos repetidos eternamente hasta el club, durante un tiempo orgullo de Vallecas y ahora núcleo irradiador de vergüenza ajena y por desgracia propia.
Entre uno y otro jugadores desquiciados por los vaivenes del entrenador, peloteros acomodados cerca de su jubilación, otros que se han quedado en la nada y prometían todo y hasta los más hambrientos deseosos de terminar la temporada y largarse a otro lado.
Son palabras en caliente, lo sé, pero estoy cansado de la falta de pasión, de interés, de atención de unos profesionales que me han quitado horas de sueño, ocio o descanso en una tarea la mía vocacional y gratuita que no impidió que me autoimpusiese la obligación de redactar más de cien “contras” seguidas incluso bajo los efectos de la Covid-19.
La lamentable derrota en Sabadell (2-0) contra un equipo que estuvo media segunda parte con diez, que tiró dos veces a puerta y anotó dos goles pero que no escatimó un gramo de energía ni intensidad, de esfuerzo y de orden ante la desidia convertida en desesperación de la franja en la que solo Bebé pareció querer no ya ganar sino jugar tirando y centrando una y mil veces es la gota que colma el vaso.
La dimisión es completamente revocable pero no es caprichosa.
Estas palabras son a título personal, solo me representan a mí mismo, pero me pongo en la piel de muchos amigos rayistas y creo que presentarían gustosos su renuncia, no al rayismo sino a este casposo presente del club en todos los órdenes cada vez más cercano del centenario de la Agrupación.
Ojalá no lo hagan, lo mejor del Rayo es su gente, la que lo ha mantenido en pie y lo hará cuanto algo cambie o mejore. No dejen que les maten de melancolía como a uno y disfruten de la vida.
PD: ¿ Cuando juegan otra vez? Terminaré viéndolos. O no. Ya veremos.
