Hay quienes afirman que de la victoria del Rayo Vallecano en Fuenlabrada no se pueden sacar demasiadas conclusiones. El rival quedó con nueve jugadores tras recibir dos penaltis y los más benevolentes dicen que la franja no quiso hacer sangre limitándose a no arriesgar. No sé, a mí me dio para plantearme tantas que hubiese sido más dañino que constructivo escribir en caliente.
Solo puedo decir que me molestó la actitud de un jugador local hasta extremos casi insoportables. Ibán Salvador no paraba de provocar a los rivales, de buscar gresca y de fingir faltas con las que intentar pescar en la desidia franjirroja.
Durante toda la tarde ese comportamiento beligerante que bordeaba el reglamento en la mayor parte de las ocasiones me parecía el colmo de lo antideportivo e irresponsable. Pensaba que quería borrarse del partido y que podía lastimar aún más a su equipo. Me equivocaba, para variar.
El ecuatoguineano sacó partido del temor arbitral a pasarse de famoso con tres expulsiones e intentó obtener algo para los suyos combatiendo en modo guerrilla sin éxito a través de la obtención de faltas al área. Perdió, se comportó mal pero tuvo la osadía de intentar rascar algo para su escuadra.
Sus rivales, en palabras de su propio entrenador estuvieron “cagados”. Es probable pero se pudo observar una frialdad en algunos jugadores que da que pensar.
Dijo Sun Tzu que la victoria es solo para los que están dispuestos a pagar su precio y esto es justo lo que me preocupa. La plantilla del Rayo está llena de jugadores que creen que su tren en primera ya pasó, de jugadores que seguro saldrán y cuenta con algunos que intuyen que no contarían en un Rayo en Primera. Esa falta de ambición puede lastrar a los jugadores que por edad o condiciones merecen la oportunidad de jugar en primera para el Rayo u otro equipo, pero deben demostrarlo.
En los tres partidos que quedan el Rayo necesita once “Salvadores”. En los dos últimos partidos la Agrupación se enfrentará a Castellón y Lugo que tienen en juego subsistir en el fútbol de élite, ganarse la vida con esto por lo que hoy jueves ante el Oviedo es imprescindible ganar.
Los mal pensados dirán que el equipo de la capital del Principado se dejará ir sin nada en juego para perjudicar al Sporting. Son los que leyeron también a Sun Tzu que “la mejor victoria es vencer sin combatir”. Lo interpretaron mal.
El guerrero chino también era filósofo y diferenciaba así al hombre prudente del ignorante.