Todo salió a pedir de Boca (Luis Advíncula, amigo conductor).
Llevo casi doce horas intentando juntar cuatro palabras pero no soy capaz. Partido de Montilivi en bucle en la pantalla, pienso en lo sucedido ayer noche y no es que no las tenga, simplemente no salen. Estoy dándole vueltas a lo que pasó antes del partido para ver si lo consigo. Puede ser.
Escuché muchas palabrejas en el festival de baile de mis hijos, programado tres horas antes del partido. Llegué vestido de padre viejoven con mis pantalones rotos y las Gazelle vintage para adaptarme y crecer en la adversidad pero su lenguaje no me convenció.
En homenaje a la actuación de los bailarines, en especial al debut de mi Billy Elliott en el Auditorio del Paco Rabal su madre decidió que aquello merecía una visita al KFC. Se me había pasado antes. No llegaría a casa al principio del partido pero pensé en mis chavales y en los de Iraola y la palabra apareció en mi mente. Resiliencia.
En la foto del diccionario de la RAE debería aparecer para evocar el concepto la imagen de los empleados del club, de los técnicos, jugadoras y jugadores de las categorías inferiores que tanto han sufrido y por supuesto las jugadoras del femenino que si no salen en esta foto será porque la suya, además, aparece en la entrada “sororidad “.
El primer indicio de que aquello sería una gran noche fue la alineación de la franja.
Digamos que los tres jugadores “menos confiables” para la afición empezarían desde el banquillo y sus puestos serían cubiertos con juventud, coraje y nobleza.
El móvil saltó por los aires por una mezcla de emoción y grasa de pollo en él pero fue blocado en dos tiempos y la velada punto continuar con calma tensa. Tras ver el inicio del partido una y mil veces solo se puede decir una cosa. Iraola es muy listo . Cambios tácticos aparte, Andoni debió mostrarles a sus muchachos las remontadas de Copa de Europa del Madrid de los 80.
La primera patada, la primera llegada y el primer córner fueron del Rayo pero lo que no esperábamos era una obra de arte.
Velazquéz, Emiliano pinta, pie sobre balón su propia versión de “Las lanzas“.
Su lanzamiento, considerado por los zagueros locales como un “primitivo flamenco” es convertido en cuadro de Diego por Álvaro García, sevillano como el artista que en actitud maradoniana controla como los ángeles (de Murillo pueden valer) y lanza con la derecha por encima de Juan Carlos al que se le queda cara de Anoeta (0-1).
El Rayo siguió a lo suyo y su presión alta estuvo a punto de convertir al arquero que debutó justo hace diez años en primera con la franja en Juan Carlos, el Emérito.
El Girona se entonó y aprovechó el respiro que se tomó la franja para tomar el control como gusta a cualquier visitante, sin filo ni amenaza pero el Rayo Vallecano, bien pertrechado, jugaba con su presa.
El barco pirata parecía esperar al descanso para hacer el abordaje en el segundo tiempo pero recibió el impacto de una repentina bala de cañón. El fallo en el despeje de Mario Hernández lo subsanó Luca que ayer pasó de ser el hijo de su padre a convertirse en un portero de dibujos animados, vale, de Disney, salvando, felino , el empate.
Casi pidiendo la hora estaba el personal cuando Andrés sacó el zapador que lleva dentro y robó el balón, Trejo se hizo con él, se lo dio al fichaje mas caro de la historia del Rayo, AKA Alvarito que redondeó su actuación con un pase de ascenso para el capitán que como Juan Carlos estaba ya hace diez años dando alegrías , talante y talento en Vallecas.
Oscar Trejo controló el balón a trompicones como el equipo en el curso y finalmente y de izquierdas, cada uno con su mala, subió el 0-2 al marcador.
Quedaba toda la segunda parte pero las sensaciones eran espectaculares. El partido estaba controlado en la segunda mitad pero un resbalón lo puso complicado. Velázquez tropieza y al ir al suelo se lleva por delante a un rival. Emi ve la segunda amarilla y “Las Lanzas” parece convertirse en “La rendición de Breda“.
Con 10 jugadores Saveljich entra por Andrés y Stuani por el central Arnau. Los locales a empujar y a la franja a resistir el asedio. Como en la ida lo único que pasa en el partido es el tiempo y solo las entradas de Advíncula, Suárez, Qasmi e Iván Martos hacen ver fantasmas donde no los hay.
El golpe de suerte llega con la mano de Esteban a cinco minutos del final que se puede señalar o no, pero la moneda sale cara, el equipo lleva al extremo el oficio de futbolista y tras mas de siete minutos de descuento termina el partido y la temporada, una campaña en la que la franja nos llevó al limite de las emociones, las buenas, las malas y las regulares y nos termina dando una alegría que para mucha gente es la primera de este año tan miserable.
¿Quién nos lo iba a decir hace un mes?
Felicidades, rayistas.
PD: Claro que volvimos a la Asamblea, pero no al “Eroski” ni al KFC, sino a montar el pollo.
Jo, qué noche.