Presagiaba Iraola una eliminatoria complicada y no se equivocaba. “He pedido informes de gente que conoce al equipo… y no hemos tenido suerte“, dijo, sincero, incluso algo cariacontecido. Sus palabras sorprendieron; pero no eran habladurías. Sino pálpitos tras ver que a su Rayo le tocaba ir a un campo de césped artificial bastante peculiar, con una anchura de apenas a 60 metros (si eso; desde luego mucho menos que Vallecas, con 67 metros) y la raya del 9,15 pegada al área grande. ‘Benviguts al Camp Nou de Morvedre’, pasen y suden. Porque esto es la Copa y si quieren regalos, esperen a Navidad; aquí los lazos se agotaron hace meses. Tuvo que sangrar la Franja para firmar el pase a la siguiente ronda. Jugar 120 minutos y orar en varios idiomas. Se asomó al abismo y siguió su sendero. Así, con adrenalina, debe saberle mejor.
Porque enfrente tuvo a un hueso duro de roer: el Atlético Saguntino, de Segunda RFEF, es el equipo de su grupo que menos ha encajado (10 goles), el que menos ha marcado (9; sin contar a los tres equipos por la cola) y un invicto esta temporada como local. Hablando en plata: un escuadrón amarrategui y guerrero, que no te deja un metro en campo propio y va al choque sin remordimientos (‘ya habrá tiempo de disculpas, pero tú no pasas’). Tela perfectamente cosida por Albadalejo, la araña que no escondió en la previa sus técnicas: “Debemos tener claro que no podemos jugarles de tú a tú; nos tocará usar nuestras armas“.
El Castillo de Sagunto
Apunten, ¡fuego! Iraola apostó por un equipo muy titular, con Catena como káiser (ya habrá tiempo para tratar ciertos temas), Comesaña-Valentín en el medio, Trejo en el enganche y Camello, en punta. Bajo palos, Diego López, guardián en Copa pese al runrún que orbita su figura. Lo hizo bien. Porque le forzaron a trabajos puntuales pero exigentes y cumplió de manera notable: el Saguntino se partió la camisa durante los primeros minutos y llegó a perdonar un mano a mano escorado, pero sin mucha dilación dio el esperado paso atrás y asumió su homenaje al Castillo de Sagunto. Una fortaleza inexpugnable. Imposible hallar espacios.
Tocaba, tocaba y tocaba el Rayo, que sólo encontraba la fórmula del disparo lejano, donde Bebé no anduvo preciso. En el costado derecho, con el paso del tiempo, surgió otra idea: centros y oraciones. Así, en un balón a la olla, Comesaña cabeceó de espaldas y obligó a Marcos Lavín a realizar su primera gran parada. Hizo muchas más. Tuvo otras dos la Franja en el primer tiempo: una falta de Bebé que despegó rumbo a la estratosfera y un disparo de Andrés Martín que, también, se topó con los guantes de Lavín. Poco más. Ritmo lento, el esperado de un partido donde el Rayo fue dueño pero no señor. Mucho tiki y poco taka.
Más titulares al cóctel
Y en esas, el clásico harakiri: Mario Suárez fue muy blando a un balón en la frontal y permitió que Acevedo estrellase un obús en el pecho de Diego López. Fue susto, no muerte. Tuvo que activar Iraola el Plan B en la segunda parte, dando entrada a Fran García e Isi de una tacada (salieron Chavarría y Andrés Martín, ambos notables pero poco incisivos). Con ellos, anáfora. Seguían buscándose héroes que asaltasen la muralla de los locales. Otra vez Bebé se animó desde lejos y otra vez se quedó sin suerte. Trejo, igual, balazo al agua. Sí tuvo una clarísima Óscar Valentín, cuyo cabezazo desde dentro del área salió lamiendo el poste.
Diego López, gélido, observaba como los suyos monopolizaban el mercado, pero no tenían acciones de gol. No quedó más remedio que tirar del Plan C: Álvaro García y Falcao. Pistoletazo a un cuarto de hora final con mucho ímpetu y mismo talón de Aquiles. Porque el carrusel de llegadas no asustaba a un Marcos Lavín que apenas tuvo que intervenir. Isi cogió el relevó de Bebé y fue el más activo en los disparos lejanos, como Comesaña. Y en esas, hubo un minuto de shock: el Saguntino forzó un córner de un pelotazo en el 92′ y despertó el “ahora, Atleti, ahora” de los presentes. El balón cogió parábola rumbo al segundo palo y Carlos David, ex de Cartagena, Huesca y Hércules, entre otros, remató al lateral. Silbatazo de Cuadra Fernández, prórroga.
Y ya van…
Como la temporada pasada ante el Guijuelo (los penaltis sonrieron), como hace dos ante el Teruel (2-3), como hace tres ante el Tarazona (0-1). Está acostumbrada la Franja a esto de las prórrogas en las primeras rondas. Al sufrimiento. El Atlético Saguntino se doctoró en trincheras y repelió las seis que tuvieron los franjirrojos: un cabezazo de Comesaña que no entró por centímetros, un derechazo de Alvarito que tapó el portero con una mano abajo, tres de Pozo (zurdazo, cabezazo y derechazo, el pack completo) y un testarazo de Falcao, al medio. Entre medias, entró el mundialista Pathé Ciss por Comesaña. Un candidato más para la quiniela de los penaltis, donde se decidió el billete. Porque en dos horas de partido, no hubo manera de derribar la muralla local. El 4-5-1 inicial… que para entonces ya era un 9-1.
El milagro navideño
Empezó el Atlético Saguntino en la responsabilidad de los once metros. La ‘ley no escrita’ dice que si el que empieza lanzando marca el primero, tiene muchas opciones de ganar. Estadística. Y boicot: Kike Torrent le pegó con el interior de su zurda… fuera. Manos a la cabeza, incredulidad y silencio. Roto, cuando minutos después rugió un Tigre. Falcao dio dos saltitos, chutó con el interior y derrochando veteranía, marcó por su izquierda. El segundo de los locales fue a cargo de Carlos David, que también disparó fuera, en su caso, alto. El encargado de poner el jaque fue Isi, con calma al lado contrario de Marcos Lavín. 0-2.
Se vislumbró, entonces, la siguiente ronda. Sonido de suspiros. Lamió las heridas Gonzalo, que apenas llevaba unos minutos en el campo -entró por la lesión de César Díaz-, con el primer gol de su tanda. En aquel momento la responsabilidad quedó para Mario Suárez: uno, dos, tres, cuatro y cinco pasos, silencio y gol. También engañó al portero; 1-3. La cuerda floja entró en su fase decisiva. Un fallo del Saguntino les dejaba fuera… y llegó. Le pegó Nacho Ramón y la tiró al larguero. Vaya tanda, pensarán. Punto y final. Lucharon como nunca para morir de la manera más amarga. El Rayo Vallecano estará en el sorteo de dieciseisavos (la temporada pasada le ‘cayó’ el Mirandés). Jugará el 3, 4 o 5 de enero. La locura de la Copa, sustazo mediante, sigue viva.