LA CONTRACRÓNICA
“Sin perdón no hay futuro” (Desmond Tutu)
En las cuatro noches que he dormido en el sillón tras el doble check de mi amada no se soñado con distancias de seguridad, ni lavados de manos ni mascarillas.
En la primera de ellas era matrícula de honor entre los “empotradores” de Élite, en la segunda era el campeón de “El Juego del Calamar” saneando finanzas, en la tercera acumulaba lingotes de oro en mi casa de papel pintado y en la última corría la San Silvestre con la gran Ángeles del Álamo.
Estas cosas pasan en gente como yo, que hace tiempo dejó de soñar para él y de repente se encuentra fuera de lugar.
El Rayo Vallecano cayó derrotado con justicia por dos goles a cero en el Metropolitano, sin mucho más que contar, la verdad. O sí.
La viralidad del Rayo como local le llevó a terminar 2021 en un espectacular cuarto puesto y un saco de ilusión como regalo navideño para cada uno de sus aficionados.
La viralidad de las vacaciones navideñas y de Omicron llevó a la franja a comenzar la semana sin jugadores para entrenar, a cruzarla haciendo mas tests que un alumno de autoescuela y a terminarla presentándose en Canillejas sin columna vertebral, sin sus cuatro puntos cardinales y su héroe mediático y sin el soporte de su grada , que ha pasado de ser un grupo de “yonkis y gitanos” en el imaginario ultra colchonero a ser “contagiadores profesionales“.
El caso es que el partido comenzó con un Rayo que intentaba lo que suele hacer y un Atleti sobreexcitado, protestón, casi histérico. Los de Iraola mostraban su aplomo habitual ante un equipo , el de Simeone, que no daba una a derechas pero peleaba cada centímetro y lo ganaba retratando poco a poco el cuadro rayista.
Jugar sin Dimi, Catena, Trejo y Álvaro es demasiado para este Rayo y sus sustitutos no supieron ni pudieron reemplazarlos. Si el Santa Inés tuviese reemplazos de idéntico nivel no jugaría en Vallecas sino al norte o al medioeste de Madrid.
Sin ellos el equipo de Iraola dejó de ser el suyo y recordó al de Paco. Constantes errores en la salida, soluciones imaginativas como en el primer gol cuando tras un pase al hueco de De Paul y una espuela de Carrasco, el capitán franjirrojo intentó desbloquear una pelota enganchada a sus piernas con un tacón a los pies de su rival, Correa , que anotó el primero.
La falta de fuerza e intensidad general y los fallos de concentración aparecieron, como en el que llevó a la contra colchonera en el dos a cero, con Correa llegando solo a la orilla abandonado por su marcador.
Apareció Trejo y en los cinco minutos que le duraron las pilas hubo esperanza, pero, como Isi, cambiado en el descanso, se notaba que no se encontraba bien.
Esta vez los positivos fueron siempre negativos y el Rayo, simplemente no pudo competir ante un equipo poco fino pero voluntarioso y con talento como el rojiblanco.
Saludó Mario Suarez desde el banco, salió Falcao y le aplaudieron y el partido terminó, un encuentro en el que el Rayo, con secuelas de ser viral no pudo reponerse . Dadas las circunstancias no se pueden sacar conclusiones, sino pecho por tener treinta puntos en la tabla, una aldea inaccesible al invasor y el orgullo de un equipo que está haciendo disfrutar a media España.
Mejor una vez rojo que mil amarillo.