Terminar el choque, felicitar al rival y levantar la cabeza es lo que toca cuando pierdes un partido. Hoy mas que nunca el cliché, ritual o tópico creo, se debe mantener, cumplir. El Rayo Vallecano, a pesar de los pesares, se vio el 13 de junio disputando el ascenso y eso, sabiendo dónde se está, es mucho.
El equipo de Iraola, porque eso fue durante gran parte del partido ante el Girona, un equipo, salió a amenazar, a amedrentar y como reza su himno a golear y lo hizo pronto, con un zurdazo descomunal de Isi que presagiaba una fiesta de las buenas. El futbol es un estado de ánimo y el del Rayo era radiante ante un rival que no lograba salir del área. Luego hay cosas que no puedes controlar. O sí .
Que en la primera llegada te hagan el empate puede ser casualidad. Que en la segunda un balón rebotado se meta en tu portería, desgracia. Que la jugada la revise el arbitro en el VAR y vea en una jugada tan difícil lo que un local vería y un visitante no creería y anule el gol, suerte. Que el entrenador visitante y media docena de jugadores se coman en el descanso al árbitro y este los deje sin castigo, sorprendente. Que salgas tocado del vestuario y tu rival con los ojos inyectados en sangre y te sorprenda, duro e increíble. Que el rival tenga un oficio y aplomo sorprendente y consiga llevar el partido a su terreno, frustrante. Que lo intentes con todo y que cuando logras el merecido empate, la repe te deje fuera de lugar, deprimente.
Aún a pesar de todo ,de perder finalmente 1-2 y de tener todo casi perdido de cara a la vuelta en Girona creo que hay que mantener la cabeza arriba. Los jugadores porque justo ahora no hay nada que perder, todo lo que se pude hacer es ganar y pasar a la historia del rayismo. El cuerpo técnico porque es momento de rematar el trabajo y elevar la moral de la tropa. Los aficionados porque el rayista suele estar, a pesar de los miles de trabas y palos en la ruedas de su propia dirigencia, orgulloso simplemente por serlo, ¿ qué mayor distinción puede haber?
Se puede mirar arriba también por ambición, por defecto como uno que solo conservó de la mili la marcial mirada al cielo o hacerlo para dirigirse al palco a reclamar responsabilidades.
Hoy era el peor día para que saliesen a la luz no solo las carencias que cualquiera que se acerque a Vallecas puede detectar con una simple mirada a las puertas del campo, sino las que se sufren en un día como tan importante como este en el césped. La noche del 13 se tornó gris porque el lateral que falló en el primer gol del rival supo que jugaría sí o sí al carecer de un recambio solvente.
La luna del domingo se volvió negra porque el portero titular de la franja estaba en el autobús de su selección en la Eurocopa de camino al hotel y nadie previó que esto podría ocurrir contratando a un portero de nivel, por lo que el único balón parable de la noche acabó tristemente en su jaula.
La tarea de marcar un gol se hizo ardua cuando ninguno de los delanteros que tienes da el nivel y al que pones para que te ayude es un punta al que la llegada del VAR le ha convertido en una nulidad, lento y siempre en fuera de juego. Los delanteros dan puntos y campeonatos y el Rayo lleva sin contratar alguien que llegue a diez goles por temporada desde las cesiones de RDT.
El Rayo Vallecano se verá el día 20 de junio disputando el ascenso y parece que después de haber trabajado toda una temporada para esto una semana más de esfuerzo merece la pena.
Cabeza arriba y a las armas. Siempre.