DE OTRO PARTIDO
El Rayo convenció menos que algunas decisiones arbitrales.
Por no saber matar, el Rayo Vallecano terminó herido. El encuentro se puso rápido del lado de los visitantes, pero incluso con esas facilidades, el Rayo terminó ausente, reclamando la hora, ahogado y sin saber cómo sacar provecho de un rival con nueve jugadores. En cuanto a las polémicas -que invitan a la interpretación- poniéndome en la casaca del árbitro, creo que los dos penaltis están bien pitados (el primero es un poco riguroso, pero viéndolo en el VAR sin duda hay un golpe). La primera roja, aunque hay falta y pisotón, es accidental, no hay intención. Opino que es amarilla o naranja, vale, pero como ese color de tarjeta no existe, amarilla. Y la segunda roja está bien sancionada, porque el jugador -que tenía amarilla- busca la picardía con la mano y se equivoca.
ENVUELTO PARA REGALO
Los tiempos y el juego por arriba.
Cuando estaba clarísimo que el balón -contra un rival mucho tiempo con dos hombres menos- debía circular por abajo, el Rayo decidió jugar como si ellos tuvieran once. Había que activar el “modo fútbol sala”, tocar, juntarse, abrir las bandas y olvidarse de los centros como primera opción. Gran error, porque ni siquiera en ese modo habitual y contra nueve las cosas salieron mejor que en otros partidos. Confundido en el manejo de los tiempos, de las pausas con tanto espacio, el Rayo le dio al Fuenlabrada el poder creer en el empate y, a todos nosotros, el no estar seguros de creer en el triunfo.
LO QUE SE LLEVA EL OJO
Los números del marcador y alguna pared que se derrumbó.
Sin imágenes espectaculares, el Rayo dio el paso obligado a la posibilidad de aferrarse al playoff. Se acuerda tarde, pero bueno, a veces la memoria sirve para corregir y evitar repeticiones. Ojalá, todavía no lo parece y ya queda poco. El ojo, aburrido y un poco nervioso, se lleva alguna jugada sobrecargada de arabescos, el 1-2 final y esa ilusión de que los números que faltan por aparecer sirvan para dejar al equipo en el playoff.
LA BOTELLA MEDIO LLENA
Vuelve el optimismo pesimista.
Nos gustaría creer, pero quizá estamos otra vez en ese engaño de dinámicas pasadas. Un espejismo que se desvanece en el siguiente partido.
La botella, que estaba seca, pide otra oportunidad, como el Rayo. Y ahí la dejamos: casi vacía, o apenas llena.
EN DEFENSA DE…
Las primeras partes.
Advíncula, Fran García y Álvaro García, en el primer tiempo, fueron los distintos, pero después el equipo se durmió, eligiendo un estado de placidez que casi termina en pesadilla. El desarrollo del juego confundió al Rayo, que leyó “partido fácil” y bajó brazos y piernas. Un Fuenlabrada digno y en peores condiciones fue el sparring para medir a ciertos jugadores que no hubieran aparecido ni contra 6: Qasmi, Guerrero, Andrés, Comesaña…
Dice que la esperanza es lo último que se pierde. A ella la vestimos con la camiseta franjirroja y a ella nos encomendamos.
El saludo de este Pase Corto es para TuitAndRoll (@TuitAndRoll), seguidor del Rayo y tertuliano virtual durante los partidos. ¡Un abrazo grande, compañero!
Y a vosotros, familia rayista, hasta la próxima crónica. ¡Fuerza, Vallecas! ¡Aúpa, Rayo y a por el playoff!