DE OTRO PARTIDO
Se pudo haber perdido y se pudo haber ganado.
El punto le viene mejor al Logroñés y deja al Rayo Vallecano asfixiado en el playoff, pero al menos lo deja allí, donde se merece y no se merece estar. Entre estas intermitencias sigue moviéndose el equipo, otra vez con Dimitrievski salvador y con una delantera ausente. En un partido aburrido, cortado, el empate se veía venir tanto como los apuros que pasaría el Rayo. No importan las diferencias en la tabla ni en los nombres. El Rayo llega al final de la temporada con una marcha atrás: cuando sale con actitud de empatar, pierde, y cuando muestra actitud ganadora, empata. A veces, la citada intermitencia se refuerza al mostrar alineaciones tan dispares (la rotación ya suena a excusa, si el equipo funciona no hay que tocarlo, pero con tantos cambios de cromos ya no sabemos cuál es el equipo que funciona y cuál el que no). Luces y sombras, durante el año y también en cada partido. Pura incertidumbre. ¿Finalmente caerán lágrimas dulces o saladas?
ENVUELTO PARA REGALO
Las ocasiones perdidas.
El Rayo llegó al área rival, no tanto a la portería y, cuando lo hizo, no supo llegar a la red. El camino al gol, por razones metafísicas o por el miedo más comprensible, en algún momento se ve interrumpido. Tiro al muñeco, a la grada sin público o a la calle. Primero Catena y luego Mario Suárez pudieron sentenciar el encuentro, pero el Logroñés tuvo las mejores y también las desaprovechó. Fue la tarde de los porteros y de las ocasiones perdidas. No solo las de marcar, también -por segunda vez consecutiva- la de ascender en la tabla aprovechando el pinchazo del Sporting. Esa fuerza desconocida quiere que el Rayo siga donde está: en la sexta plaza, a cuatro puntos del Girona.
LO QUE SE LLEVA EL OJO
La retina se llena de nuevo con San Dimi.
Tapó tres clarísimas y difíciles. Fue el artífice del empate, el aire que dio con las salvadas no sirvió para empujar al equipo hacia los tres puntos. El Rayo mostró su mejor versión al principio, dominando el partido, pero no a las dudas de siempre, y esa ilusión hay que aprovecharla rápido, porque termina desvaneciéndose. El ojo hubiera preferido llevarse un remate de Bebé a la red, o un gol de Antoñín o de Guerrero. Pero nada. Otra vez se va con las paradas milagrosas de Dimitrievski, hombre tranquilo bajo la tormenta.
LA BOTELLA MEDIO LLENA
Las matemáticas dan esperanza.
El Rayo sigue en puestos de playoff, la botella se resiste a vaciarse. A pocas jornadas del final, y habiendo pasado el tramo de partidos más complicados, le queda el eterno duelo pendiente: ganarse a sí mismo, convencer de que es un candidato al ascenso (algo que parece lejano, porque está en la instancia de aguantar en el playoff). Hay que seguir en modo optimista, aunque sea haciendo gala de un optimismo neutral y trillado, como el de hoy: no se ganó, pero tampoco se perdió.
EN DEFENSA DE…
San Dimi y una defensa sin rumbo.
Grandes primeros minutos de Advíncula, despierto para frenar ataques y haciendo diagonales fuera de su zona. Fran dio fútbol y voluntad; a cambio, recibió golpes. Tuvo que irse lesionado y la defensa se anestesió. Saveljich es garra y precisión, fue bien por arriba y a los cortes, a veces se apresura con la salida del balón, pero estuvo atento entre un Catena desdibujado, más pendiente del hombre que de la pelota y demasiado habitante del campo rayista. Y de Dimitrievski, matices sobre lo dicho: en las intervenciones peligrosas y en las comunes (lo centros por arriba, los despejes, las salidas rápidas) lo vimos seguro, enorme. El Rayo tiene que agradecerle varios de los puntos que ha sumado en las últimas fechas. El trabajo laborioso de la defensa se quedó allí, en la defensa y en el resultado. Consuelo matemático.
El saludo de hoy es para Patri (@Patrirecue). Enfermera de Vallecas, luchadora en primera línea contra la pandemia y seguidora del Rayo. Desde aquí, un saludo muy grande, gracias por tu entrega y mucho ánimo, Patri.
Y a vosotros, familia rayista, hasta la próxima crónica. ¡Fuerza, Vallecas! ¡Aúpa, Rayo!