DE OTRO PARTIDO
Un equipo lleno de preguntas.
No se explica muy bien por qué, cuando el Rayo Vallecano estaba en la mejor racha del año, una fuerza extraña que parece no arribar desde la inteligencia, altera los planes, la tranquilidad y nos deja a todos con la cabeza repleta de preguntas; la primera, temprano, antes del inicio del choque: ¿Luca en lugar de Dimitrievski, con lo bien que lo estaba haciendo Dimi y la confianza que había ganado? Inexplicable. A este primer desconcierto le siguieron otros, también convertidos en preguntas sin respuestas, muchas sobre la estrategia, los cambios, la desesperación de jugar casi con tres puntas, los jugadores que de nuevo quisieron hacer su partido y no les salió ni su jugada (Antoñín, Andrés, Montiel, Suárez, Advíncula, Comesaña). Un equipo perdido, que dio un paso atrás y que puede resumirse en esta gran duda: ¿Es ahora el Rayo, en casa, el equipo que antes era de visitante y viceversa?
ENVUELTO PARA REGALO
La marca en el balón aéreo.
Hay cosas que, por más que se entrenen, cuesta aprenderlas. No es la primera vez que a Comesaña se le escapa la marca. En el gol de ellos cometió ese error que ya es parte de su naturaleza. No salta, salta mal, deja de perseguir al jugador, antes de un saque de esquina el contrario se le va fácil. Errores así le dan vida a cualquier equipo. Un Rayo con bajas importantes hizo un partido malo, horrible, y dejó escapar el estar muy cerca de los puestos de ascenso directo. Estas oportunidades no abundan. Hoy, más que algunos jugadores y la suerte, faltó el equipo.
LO QUE SE LLEVA EL OJO
Ya podemos hablar de Trejodependencia.
Trejo solo no puede. Lo intenta una y otra vez, buscando socios inexistentes para esa frecuencia inventiva (Isi, Pozo). El juego previsible terminó mandando sobre cualquier intento rupturista, de atrevimiento. El Rayo lo intentó por la banda de Antoñín y Advíncula que, sin profundidad, no generaron peligro y la mayoría de los centros que pudieron sacar terminaron en las manos del portero, como otros desde la esquina o tiros a balón parado. El equipo quedó atrapado en ese círculo vicioso de movimientos lógicos y Trejo se cansó de Trejo.
El ojo se lleva una derrota formada por microderrotas. La Franja perdió en muchos aspectos, no solo en el resultado.
LA BOTELLA MEDIO LLENA
Todavía queda líquido.
Hay que empeñarse en que esto puede cambiar tan rápido como lo que tardó en empeorar. En esa lotería que es el Rayo, se pasa de perder contra el Mallorca a hacer un gran partido de Copa frente al Barcelona, y de ganarle de visitante al poderoso Español a caer en Vallecas en un partido que, sobre el papel, estaba ganado. No es que el fútbol sea así; el Rayo es así. Entonces, pongámonos en modo optimista y ojalá ese equipo que apareció -aunque no tendrá ni a Catena ni a Trejo- vuelva a despuntar en Cartagena.
EN DEFENSA DE…
Tal vez, Fran García.
El Tenerife apenas llegó, incomodó a Zidane con un mano a mano en el primer tiempo y con un disparo de Bermejo desde fuera del área. Parecía cómodo y controlado el partido, aunque el 0-0 se antojaba inamovible. Pero llegó el desajuste de las marcas y el 1-0 con sabor a gol en propia puerta. Destacaron Fran García en el primer tiempo y un Álvaro García muy bien en defensa (Álvaro fue sustituido luego de recibir un pelotazo en la cara) y algunos cortes de Saveljich. El resto, internadas frustradas de Advíncula, pases largos e imprecisos de Catena, que terminó expulsado, y un mediocampo desmembrado, lento, irreconocible.
El que había sido un golpe de autoridad sobre la mesa de Liga, hoy fue un golpe de realidad en toda la cara, parecido al que se llevó Álvaro con el balón.
Que el dolor pase pronto, que esto sigue y somos el Rayo.
P.D. Penalti claro a Iván Martos. Llega antes a la pelota.
Hasta la próxima crónica, gracias por la lectura. ¡Aúpa, Rayo!